MAXIMO MORI.
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Semblanza de ABEL PALERMO
publicada en la página webb TODOTANGO
18 de mayo de 1916 – 28 de noviembre de 1987
Nombre verdadero: José Máximo Mori
Nació en la localidad de Vicente López, vecina a la Ciudad
de Buenos Aires. Siendo niño su familia se traslada a Santa Lucía, un pueblo
del municipio de Arrecifes, su padre, músico, tenía un conjunto integrado en su
mayoría por familiares.
De pequeño, estudió solfeo, armonía y guitarra con su padre
y luego, continuó con el bandoneón. A los 16 años, viajó a Buenos Aires, con
una recomendación para que lo escuchara Alejandro Scarpino. Pese a su edad, el
maestro lo incorporó a su orquesta.
En poco tiempo, su nombre comenzó a trascender en el
ambiente tanguero. Llamaba la atención su exquisito sonido y personal fraseo.
Por estas cualidades, fue invitado a participar en muchos conjuntos, integrando
la fila de bandoneones de Enrique Mora, José Luis Padula, Luis Brighenti y
Manuel Buzón.
En 1936, dio un salto importante en su carrera cuando fue
requerido por Miguel Caló, integrando la orquesta junto con Osvaldo Pugliese
(piano), Raúl Kaplún, Pedro Sapochnik, Pedro Pandolfi, Orestes Zungri
(violines), Miguel Caló, Calixto Sayago y Américo Caggiano (bandoneones),
Alfredo Sciarreta (contrabajo) y los cantores: Carlos Dante y Alberto Morel.
Al año siguiente, se fue a la orquesta de Antonio Rodio, para
sumarse a tres bandoneonistas de lujo: Antonio Ríos, Eduardo Rovira y Héctor
Artola.
Ya en esa época, estaban consolidadas sus cualidades de
instrumentista y arreglador, por tal motivo, es contratado por el binomio
Vardaro-Demare, como primer bandoneón y orquestador de la formación. Debutaron
en 1938 en Radio Belgrano, pero al poco tiempo se desvinculó Elvino Vardaro,
quedando la orquesta bajo la dirección de Lucio Demare.
Mori pasó a ser figura fundamental de la orquesta y, además,
se convirtió en un amigo entrañable del autor de "Malena" hasta la
muerte de Lucio en 1974.
En junio de 1938, grabaron en el sello Odeon, los dos
primeros arreglos de Mori: el hermoso tango de Agustín Bardi “La racha” y en el
acople, “Telón”, con la voz de Juan Carlos Miranda. Luego de un intervalo
bastante prolongado en las grabaciones, regresaron al disco en octubre de 1941
con “Color de rosa”, comenzando así, el momento de mayor esplendor de la
orquesta de Demare, donde debemos sumar el aporte interpretativo de Raúl Berón,
quizás, en la etapa más brillante de su carrera artística.
A mediados de 1945, Demare dejó su orquesta porque, junto a
sus antiguos compañeros Agustín Irusta y Roberto Fugazot, fueron contratados
para actuar en Cuba y en otros países de América.
La orquesta fue reconstruida en parte por el binomio
conformado por el violinista Raúl Kaplún y el cantor Horacio Quintana, pero
Mori no se quedó con ellos porque fue convocado a integrar la formación de
Ángel D’Agostino, donde trabajó hasta 1948.
Ese año se fue con Joaquín Do Reyes como conductor de los
bandoneones y arreglador, reencontrándose con Elvino Vardaro. En la orquesta
estaban el pianista uruguayo, César Zagnoli y el joven intérprete, Horacio
Deval.
En 1952, lo encontramos en el sexteto de Juan Carlos Howard
que además integraban: Salvador Casare (el otro bandoneón), Carlos Arnaiz y
Noti (violines), Domingo Donnaruma (contrabajo) y las voces de Carlos Bermúdez
y Marcelo Paz.
Los primeros meses de 1953, volvió a la orquesta de
D’Agostino donde se quedó hasta 1959. El músico estaba en su apogeo, no sólo
por su capacidad musical en el arreglo y la orquestación, también por la
sonoridad y la expresión que le sacaba al instrumento. Un ejemplo de esta
demostración de calidad la podemos comprobar en “Café Domínguez”, grabado en
agosto de 1955 y que incluye un recitado de Julián Centeya.
A fines de 1959, se unió nuevamente a Demare para grabar un
disco long play, para acompañar a Tania.
En 1965, reapareció junto al guitarrista Bartolomé Palermo,
en el local “Palito 85”, cuyo dueño era su amigo Demare, situado en la ex calle
Cangallo 1185, donde hacían un trío. En esos años hizo televisión en Canal 9,
con un quinteto integrado por Carlos Figari (piano), Carlos Arnaiz (violín),
Héctor Davis (guitarra) y Horacio Vivas (contrabajo).
En 1968, participó con la orquesta de Figari en la grabación
de un disco, para el sello Magenta, nuevamente con Tania, a quien también
acompañarían en el escenario de “Cambalache”, propiedad de la cancionista.
Finalmente, hizo su última intervención discográfica para un
sello ignoto, con Demare, Arnaiz y el contrabajista Eugenio Pro, con la voz de
Eduardo Adrián, ejemplar muy difícil de conseguir.
Como compositor, nos dejó los instrumentales
"Pensativo", "Sensitivo", este último en conjunto con Mario
Demarco, y "Valsecito alegre" con Juan Luis Garelli. Y con letra:
"Evocando al tango" y "Recorro mi ciudad" -de Amanda
Petarca- y "Soñando el regreso", de Nélida Savi.
Este músico exquisito, que llenó tantas horas de mi vida en
la Buenos Aires noctámbula, decidió regresar a sus pagos de Santa Lucía donde
vivió hasta su muerte. Pero no se fue del todo, porque nos dejó en sus discos,
el testimonio de su talento y de su hombría de bien, resultando de absoluta
justicia su homenaje en Todo Tango.
fuente: TODOTANGO.
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