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PERIODICO
COMPROMISO
CULTURA - Miércoles,
28 de Julio de 2010
Nota de NORAH
LORENZO
EN EL RECUERDO...
LOS IMPRESCINDIBLES PARA VOLVER A LEER
POETAS DE NUESTRO
FOLKLORE
Mario Arnedo
Gallo
"Esa pena
enamorada/ pena sin cesar / buscando
volverse coplas / pa´hacerme llorar / ¡Amalhaya! con la suerte / que a mí me ha
tocao: / cantar por cantar, / sin ser escuchao."
Mario Arnedo
Gallo intérprete y compositor, marcado por su provincia natal, Santiago del
Estero, y su música, la chacarera. Nació en 1915 en la capital santiagueña, de
pequeño vivió el gusto que tenían por la música su madre, Herminia Gallo
Levalle y su padre, el Dr. Rodolfo Arnedo, quien fue diputado nacional por el
radicalismo. Le influyeron especialmente las vidalas y zambas que escuchó
cantar a Narcisa Herrera, la mujer que cuidaba de los niños en la casa paterna.
Recibió
enseñanzas de destacados maestros como José Cortez, el Dr. Manuel Gómez
Carrillo y doña Pepa de Paz.
En su juventud
tuvo amigos que con el tiempo iban a llegar a ser importantes músicos. De adolescente
fue compañero de andanzas de Machingo y Adolfo Ábalos, que ya se interesaban
por la música y con los que comenzó a compartir esa afición. A los 18 años su
padre lo mandó a estudiar leyes a la ciudad de Santa Fe. Consiguió trabajo en
la oficina de correos y se alojó en la casa de un pariente lejano, ahí
compartió el cuarto con un joven cantor bonaerense llamado Héctor Roberto
Chavero, que con los años sería conocido como Atahualpa Yupanqui. Se hicieron
muy amigos, Chavero ya había andado por las provincias de Buenos Aires y Entre
Ríos, pero no conocía el Norte. Un día los jóvenes resolvieron irse juntos a
Santiago. Arnedo Gallo aprendió mucho
y quedó deslumbrado por la maestría de dos hermanos santiagueños que eran los
grandes músicos de la época y autores de chacareras emblemáticas. Se llamaban
Benicio "Cachilo" y Julián "el Socko" Díaz. Tocó el piano
en un grupo en el que estaban los hermanos Díaz en guitarra y bandoneón, el
juez Luis Billaud en el bombo y Sofanor Díaz, que utilizaba la guitarra como
bajo en una manera típica de esa zona, llamada bordoneo. Era todos músicos
excepcionales.
Mario presentó a
los hermanos Díaz a Atahualpa Yupanqui, quienes forjaron una gran amistad y
compusieron bellas canciones
Arnedo Gallo vino
a vivir a Hurlingham en 1947. Llegó con su mujer, María Susana Insausti y su
pequeño hijo Fernando. La familia alquiló una casa sobre la calle Remedios de
Escalada, a media cuadra de la estación Hurlingham y al poco tiempo se mudaron
a Santa María, una casa quinta que estaba en Solís y Vergara y que ya fue
demolida. Era muy grande y tenía muchas habitaciones, medía 40 metros de frente
y los fondos llegaban hasta la calle Remedios de Escalada.
En la casa
llegaron a vivir los padres de Arnedo Gallo, su mujer, cinco hijos, un matrimonio
de caseros con sus dos hijos y sobraban habitaciones donde podían jugar los
chicos. Por ahí pasaron muchos músicos que gracias al enorme espacio podían
tocar hasta la hora que quisieran sin molestar a nadie. Ensayaban y hacían
guitarreadas a las que concurrían amigos y familiares. Eduardo Falú, Félix
Tardo Palorma -un músico de origen mendocino que vivía en Parque Quirno-
Antonio Rodríguez Villar, Osvaldo Andino Álvarez, Hamlet Lima Quintana, Abel
Figueroa y Negrín Andrade, son algunos de los tantos nombres que concurrieron a
Santa María.
Para la familia
escuchar música era parte de la vida cotidiana. Aunque no tuvieran visitas
siempre había un momento del día en el que sonaban las cuerdas del piano de
Arnedo Gallo y, después, lo escucharon tocar la guitarra cuando tuvo que vender el piano para poder pagar el
parto en el que nació su hijo Diego, en quien hoy se prolonga ese amor por la
música. Diego Arnedo, es hoy el bajista y compositor de la gran banda de rock
Divididos.
Fue en la casa de
Solís donde el joven músico Antonio Rodríguez Villar quedó prendado por la
belleza de una señorita morocha de ojos verdes, hija de padres húngaros, que
vivía cerca de 5 esquinas. El amor no era correspondido y ella sin saberlo
sería la fuente de inspiración para la célebre chacarera La flor azul, cuya
letra y música compuso Arnedo Gallo basándose en unos tonos que había esbozado
Rodríguez Villar.
Otra canción, que
tuvo que ver con una mujer, es la zamba La amanecida, aunque en este caso fue
por una niña. En un cumpleaños de la hija de Hamlet Lima Quintana, la pequeña
homenajeada se puso a llorar desconsoladamente y como no encontraban la manera
de calmarla, Arnedo Gallo le prometió, que si no lloraba, le tocaría una zamba
en el piano. Cuando el músico comenzó a hacer sonar las teclas,la niña se
calmó. Varios meses después Hamlet le dijo que le había hecho una letra a la
zamba que él había tocado en su casa, y como el músico santiagueño no la
recordaba, le repitió en el piano una melodía que con un poco de trabajo se convirtió
en la zamba La amanecida. En los años
50, cuando murió "El Socko" Díaz, Arnedo Gallo estuvo muy apenado.
Vivía en Hurlingham y no andaba bien de plata como para ir a Santiago al
velorio de su amigo, entonces compuso la conocida zamba Salavina, que era el
nombre del pueblo natal de los hermanos Díaz. A Salavina muchos le atribuyen
ser el lugar donde nació la chacarera.
Junto a Hamlet Lima Quintana y a Antonio Rodríguez Villar formaron el
grupo Los musiqueros, también tuvieron otro conjunto llamado Los mandingas.
Mario Arnedo Gallo perteneció a una generación que transformó el folklore. Sus
composiciones son apreciadas por el público y por los más destacados
intérpretes. Las letras y las melodías evocan tiempos y paisajes lejanos, y
hasta la triste suerte de algún amor no correspondido en las calles de
Hurlingham.
Arnedo Gallo
falleció a los 83 años en noviembre de 2001, pero dejó hermosas letras en
nuestro folclore.
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