miércoles, 15 de mayo de 2013

MARIO ARNEDO GALLO, FOLKLORISTA

MARIO ARNEDO GALLO

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PERIODICO COMPROMISO

CULTURA - Miércoles, 28 de Julio de 2010

Nota de NORAH LORENZO




EN EL RECUERDO... LOS IMPRESCINDIBLES PARA VOLVER A LEER

POETAS DE NUESTRO FOLKLORE

 068_cultura

Mario Arnedo Gallo



"Esa pena enamorada/   pena sin cesar / buscando volverse coplas / pa´hacerme llorar / ¡Amalhaya! con la suerte / que a mí me ha tocao: / cantar por cantar, / sin ser escuchao."



Mario Arnedo Gallo intérprete y compositor, marcado por su provincia natal, Santiago del Estero, y su música, la chacarera. Nació en 1915 en la capital santiagueña, de pequeño vivió el gusto que tenían por la música su madre, Herminia Gallo Levalle y su padre, el Dr. Rodolfo Arnedo, quien fue diputado nacional por el radicalismo. Le influyeron especialmente las vidalas y zambas que escuchó cantar a Narcisa Herrera, la mujer que cuidaba de los niños en la casa paterna.

Recibió enseñanzas de destacados maestros como José Cortez, el Dr. Manuel Gómez Carrillo y doña Pepa de Paz.

En su juventud tuvo amigos que con el tiempo iban a llegar a ser importantes músicos. De adolescente fue compañero de andanzas de Machingo y Adolfo Ábalos, que ya se interesaban por la música y con los que comenzó a compartir esa afición. A los 18 años su padre lo mandó a estudiar leyes a la ciudad de Santa Fe. Consiguió trabajo en la oficina de correos y se alojó en la casa de un pariente lejano, ahí compartió el cuarto con un joven cantor bonaerense llamado Héctor Roberto Chavero, que con los años sería conocido como Atahualpa Yupanqui. Se hicieron muy amigos, Chavero ya había andado por las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, pero no conocía el Norte. Un día los jóvenes resolvieron irse juntos a Santiago.    Arnedo Gallo aprendió mucho y quedó deslumbrado por la maestría de dos hermanos santiagueños que eran los grandes músicos de la época y autores de chacareras emblemáticas. Se llamaban Benicio "Cachilo" y Julián "el Socko" Díaz. Tocó el piano en un grupo en el que estaban los hermanos Díaz en guitarra y bandoneón, el juez Luis Billaud en el bombo y Sofanor Díaz, que utilizaba la guitarra como bajo en una manera típica de esa zona, llamada bordoneo. Era todos músicos excepcionales.

Mario presentó a los hermanos Díaz a Atahualpa Yupanqui, quienes forjaron una gran amistad y compusieron bellas canciones

Arnedo Gallo vino a vivir a Hurlingham en 1947. Llegó con su mujer, María Susana Insausti y su pequeño hijo Fernando. La familia alquiló una casa sobre la calle Remedios de Escalada, a media cuadra de la estación Hurlingham y al poco tiempo se mudaron a Santa María, una casa quinta que estaba en Solís y Vergara y que ya fue demolida. Era muy grande y tenía muchas habitaciones, medía 40 metros de frente y los fondos llegaban hasta la calle Remedios de Escalada.

En la casa llegaron a vivir los padres de Arnedo Gallo, su mujer, cinco hijos, un matrimonio de caseros con sus dos hijos y sobraban habitaciones donde podían jugar los chicos. Por ahí pasaron muchos músicos que gracias al enorme espacio podían tocar hasta la hora que quisieran sin molestar a nadie. Ensayaban y hacían guitarreadas a las que concurrían amigos y familiares. Eduardo Falú, Félix Tardo Palorma -un músico de origen mendocino que vivía en Parque Quirno- Antonio Rodríguez Villar, Osvaldo Andino Álvarez, Hamlet Lima Quintana, Abel Figueroa y Negrín Andrade, son algunos de los tantos nombres que concurrieron a Santa María.

Para la familia escuchar música era parte de la vida cotidiana. Aunque no tuvieran visitas siempre había un momento del día en el que sonaban las cuerdas del piano de Arnedo Gallo y, después, lo escucharon tocar la guitarra cuando  tuvo que vender el piano para poder pagar el parto en el que nació su hijo Diego, en quien hoy se prolonga ese amor por la música. Diego Arnedo, es hoy el bajista y compositor de la gran banda de rock Divididos.

Fue en la casa de Solís donde el joven músico Antonio Rodríguez Villar quedó prendado por la belleza de una señorita morocha de ojos verdes, hija de padres húngaros, que vivía cerca de 5 esquinas. El amor no era correspondido y ella sin saberlo sería la fuente de inspiración para la célebre chacarera La flor azul, cuya letra y música compuso Arnedo Gallo basándose en unos tonos que había esbozado Rodríguez Villar.

Otra canción, que tuvo que ver con una mujer, es la zamba La amanecida, aunque en este caso fue por una niña. En un cumpleaños de la hija de Hamlet Lima Quintana, la pequeña homenajeada se puso a llorar desconsoladamente y como no encontraban la manera de calmarla, Arnedo Gallo le prometió, que si no lloraba, le tocaría una zamba en el piano. Cuando el músico comenzó a hacer sonar las teclas,la niña se calmó. Varios meses después Hamlet le dijo que le había hecho una letra a la zamba que él había tocado en su casa, y como el músico santiagueño no la recordaba, le repitió en el piano una melodía que con un poco de trabajo se convirtió en la zamba La amanecida.   En los años 50, cuando murió "El Socko" Díaz, Arnedo Gallo estuvo muy apenado. Vivía en Hurlingham y no andaba bien de plata como para ir a Santiago al velorio de su amigo, entonces compuso la conocida zamba Salavina, que era el nombre del pueblo natal de los hermanos Díaz. A Salavina muchos le atribuyen ser el lugar donde nació la chacarera.   Junto a Hamlet Lima Quintana y a Antonio Rodríguez Villar formaron el grupo Los musiqueros, también tuvieron otro conjunto llamado Los mandingas. Mario Arnedo Gallo perteneció a una generación que transformó el folklore. Sus composiciones son apreciadas por el público y por los más destacados intérpretes. Las letras y las melodías evocan tiempos y paisajes lejanos, y hasta la triste suerte de algún amor no correspondido en las calles de Hurlingham.

Arnedo Gallo falleció a los 83 años en noviembre de 2001, pero dejó hermosas letras en nuestro folclore.

PERIODICO COMPROMISO

CULTURA - Miércoles, 28 de Julio de 2010

Nota de NORAH LORENZO

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