La Mesa del Café - Folklore
publicado en la página webb TODOTANGO
MOLOCH de CEMENTO
Bosteza el frío cemento saliendo del nocturno letargo y la ciudad estira sus brazos apagando farolas, brillantes ojos de seres de la noche. Inmensa rueda crujiente que se pone en movimiento, cual monstruo mal dormido que reniega del sol. Filas de seres anónimos marchan directo a la rutina que los aprisiona sin piedad, van satisfechos, pues sus ofrendas de jóvenes vidas a MOLOCH fueron cumplidas como cada noche, fuegos de droga, alcohol y violencia, inmolaron retoños de frutales que no abrirán jamás a la luz, en un festival de sonidos estridentes, sexo y borracheras que los obnubilaron ignorando su trágico destino final. Familiares no deben llorar, relataba Teodoro, pues el rito se debe cumplir, si un día llega Agathocles a derrotar a la bestia, todos deberán ofrendar sus hijos para evitar represalias sangrientas del Dios. Duermen agotados los brazos de la ciudad, la noche les permite soñar, pero reclama que germinen muchas vidas en su seno pues Moloch exigirá, como en cada jornada, ofrendas permanentes de la noche. Insatisfecho monstruo de cemento la ciudad, mientras acaricia con una mano, con la otra secciona amores, arrojándolos a Moloch sin piedad o misericordia.
*R.E.M*
Bosteza el frío cemento saliendo del nocturno letargo y la ciudad estira sus brazos apagando farolas, brillantes ojos de seres de la noche. Inmensa rueda crujiente que se pone en movimiento, cual monstruo mal dormido que reniega del sol. Filas de seres anónimos marchan directo a la rutina que los aprisiona sin piedad, van satisfechos, pues sus ofrendas de jóvenes vidas a MOLOCH fueron cumplidas como cada noche, fuegos de droga, alcohol y violencia, inmolaron retoños de frutales que no abrirán jamás a la luz, en un festival de sonidos estridentes, sexo y borracheras que los obnubilaron ignorando su trágico destino final. Familiares no deben llorar, relataba Teodoro, pues el rito se debe cumplir, si un día llega Agathocles a derrotar a la bestia, todos deberán ofrendar sus hijos para evitar represalias sangrientas del Dios. Duermen agotados los brazos de la ciudad, la noche les permite soñar, pero reclama que germinen muchas vidas en su seno pues Moloch exigirá, como en cada jornada, ofrendas permanentes de la noche. Insatisfecho monstruo de cemento la ciudad, mientras acaricia con una mano, con la otra secciona amores, arrojándolos a Moloch sin piedad o misericordia.
*R.E.M*
LOS ESCRITOS DE ROLANDO
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