BAGUALAS Y CAMINOS
Letra y música: Atahualpa Yupanqui
Relato
Nunca se sabe donde terminan los caminos y donde comienzan
las bagualas.
Porque son caminos también esos rumbos del canto montañés
que el hombre busca, o halla,
y sigue por ellos, noche adentro y sueño arriba
La marcha de la mula heroica bestia del Ande, tiene un ritmo
que anda como buscando un canto. Entonces el hombre madura sus silencios para
poder parir su copla, y se larga cuesta arriba buscando no se que estrella para
hacerla comprender las viejas angustias del pueblo
y el desesperado anhelo del hombre.
De día no nace la copla. El canto de día pertenece al río,
al pajonal, al pájaro, al aire limpio.
De noche es otra cosa. La sombra emponcha los cerros, Sólo
queda, blanqueando sobre el pedregal la cinta infinita del camino.
Cuando la noche le ha robado el paisaje de afuera, el hombre
se anima abrir la ventana de su paisaje de adentro
Y es entonces, recién entonces, cuando se escapa, como
asustada paloma, la copla del arriero montañés.
Canto
Me gusta verlo al verano
Cuando los pastos maduran
Me gusta verlo al verano
Cuando los pastos maduran
Cuando dos quieren bien
De una legua se saludan
Cuando dos quieren bien
De una legua se saludan
Relato
Y la baguala se presenta en la noche, y se hace dueña de la
montaña. El canto de la baguala domina la voz de los ríos, el estremecimiento
del pajonal. Pero la copla tierna o brava, revelada, llena de saudades, duele,
hiere, con ese puñal de verdades angustiosas y de silencios limpios y altos que
el hombre va juntando en la tierra. Por eso es que están siempre unidos en ese
minuto especial de la noche y la montaña, unidos los caminos y las bagualas.
Unidos, consubstanciados, dentro de ese tambor extraño y tenaz que es el
corazón del indio.
Por eso nunca se sabe, nunca se sabrá, donde terminan los
caminos y donde comienzan las bagualas
Canto
Me gusta verlo al verano
Cuando los pastos maduran
Me gusta verlo al verano
Cuando los pastos maduran
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