ALFREDO GOBBI.
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Semblanza de LUIS ADOLFO SIERRA
publicada en la página webb TODOTANGO
Originalmente publicado en la Revista Tango y Lunfardo, Nº
73,
Chivilcoy 31 de marzo de 1992.
VIOLINISTA, COMPOSITOR, DIRECTOR
Nombre completo: Alfredo Julio Floro Gobbi
Apodo: El violín romántico del tango
Nombre señero, con más de seis décadas de vigencia
inalterable a través de dos generaciones, es el de Alfredo Gobbi. Cuando aquel
pionero infatigable de los difíciles comienzos de la conquista del tango, que
se llamó Alfredo Eusebio Gobbi, culminaba su dilatada actuación artística, su
hijo, Alfredo Gobbi también, se proyectaba hacia la consagración, como el
honroso continuador de una ilustre tradición artística popular nuestra.
Las múltiples facetas de la personalidad de Alfredo Gobbi
-compositor, violinista, arreglador y director de orquesta-, le concedieron un
merecido e incuestionable reconocimiento entre los más calificados e
importantes cultores musicales del tango. Es que Alfredo Gobbi –"el violín
romántico del tango"_ no traía solamente la responsabilidad de un
prestigioso nombre artístico heredado. Traía la personalísima creación de un
estilo de tango. Impuso así, una manera distinta de sentir y de expresar el
tango. Trajo en sus originales concepciones estéticas, de evidente filiación
renovadora, reminiscencias de viejo tiempo, enmarcadas en el exacto equilibrio
de los valores evolucionistas, que le permitieron la cristalización de una de
las más coloridas, profundas, densas y auténticas expresiones del tango
instrumental. Se ha dicho con acierto, que "en el moderno ropaje musical
de Alfredo Gobbi, se extinguía el último exponente del tango con melena".
Ese era su tango. El tango incofundible de Alfredo Gobbi, de académica estructura
musical y honda sensibilidad orillera.
Su trascendente contribución a la estilística del género,
encierra ese "algo" tan suyo, y a la vez tan difícil de definir, ese
"algo" de la escuela de De Caro, ese "algo" de Di Sarli
(que tampoco es la refundición de dos tendencias tan dispares), ese
"algo" del tango de siempre. Del tango de Alfredo Gobbi, que en el
expresivo lenguaje del jazz se llamaría "swing", y que no tiene
equivalente verbal entre nosotros.
Estilista admirable, artífice de una personalísima
modalidad, la imagen temperamental del tango de Alfredo Gobbi se refleja con
caracteres inequívocos, en el estilo de su orquesta. Concurren en la forma de
ejecución de la misma, todas las facetas configurativas de este excepcional
músico popular. Sin alardes excesivamente académicos, pero dentro de un
tratamiento armónico de depurada musicalidad, utilizó Alfredo Gobbi para su
orquesta una división rítmica muy singular, logrando un tipo de tango
preferentemente lento y acentuado, con atrayente utilización del "rubatto",
de la "sincopa" y de los sutiles matices de interpretación que
confieren jerarquía y belleza sonora a las manifestaciones artísticas de ese
carácter. Los solos instrumentales encuentran siempre preferente y exacta
ubicación en sus planteos orquestales, permitiendo el lucimiento de los
instrumentistas, con particular predominio de su inimitable "violín
romántico". E "violín romántico" de Alfredo Gobbi, de
"vibrato" pequeño, de expresivo "portamento", de legítima
estirpe "decareana". Por lo demás, tiene preponderante influencia en
la modalidad interpretativa de Alfredo Gobbi, el tratamiento del piano como eje
conductor de toda su estructura orquestal, ajustado siempre a esa forma
tanguística que se ha dado en llamar "marcación bordoneada", y que creara
virtualmente con Orlando Goñi, en sus largos años de estrecha camaradería y
fraternal amistad, unidos en su impenitente bohemia por una inocultable
afinidad artística.
Alfredo Julio Gobbi nació en Paris, el 14 de mayo de 1912.
Allí se encontraban sus padres -"Los Gobbi", uno de los duetos
vocales más celebrados de la época- apuntalando los cimientos de nuestro tango
en Europa. Su padrino fue Ángel Villoldo, quien compartía con aquellos la
romántica aventura de imponer el tango en el viejo mundo.
Aquerenciado luego en la porteña barriada de Villa Ortúzar,
inició Alfredo Gobbi sus estudios musicales a los seis años, habiéndosele
asignado el violín como instrumento.
Bien pronto las innatas aptitudes musicales afloraron en el pequeño ejecutante, inclinando sus preferencias por el tang, a pesar de la firme oposición de su padre, que alentaba siempre la esperanza de un hijo concertista.
A los trece años tuvo lugar su debut profesional, integrando
los modestos tríos en los bailes de formativo. En 1927 actuó en la orquesta del
Teatro Nuevo, dirigida por el maestro Antonio Lozzi. Hizo después su debut en
conjuntos calificados del tango, junto al bandoneón legendario de
"Pacho". Integró en 1930 –conjuntamente cone el entonces desconocido
Aníbal Troilo- aquel memorable sexteto encabezado por Elvino Vardaro y Osvaldo
Pugliese. Su actuación como primer violín de la orquesta de Pedro Laurenz
(1935), y una muy calificada producción autoral -"Desvelo", "Mi
paloma", "De punta y hacha" y "Cavilando"- que lo
ubicó entre los más destacados compositores, abrieron ya las posibilidades de
Alfredo Gobbi para irrumpir con su estilo distinto de tango, artísticamente
bello, auténticamente puro, inconfundiblemente suyo, formando su propia
orquesta en 1942.
Orquesta Alfredo Gobbi
En mayo de 1947, la orquesta de Alfredo Gobbi,
definitivamente incorporada a las más representativas expresiones del tango
moderno, inició su labor discográfica en RCA-Victor, que habría de prolongarse
exactamente a lo largo de una década (1947 - 1957), en cuyo período están
comprendidas las realizaciones interpretativas que mejor definen la manera de
expresar el tango del malogrado artista. Existe un LP de la RCA-Victor con 14
obras instrumentales que en su momento tuve el privilegio de seleccionar para
la empresa grabadora, que constituyen indudablemente, la mejor síntesis y el
claro testimonio de una de las expresiones musicalmente más interesantes de
todas las épocas del tango.
N. de la D.: Las
14 obras seleccionadas por el doctor Sierra para ese registro discográfico
fueron: La viruta (V. Greco), Jueves (R. Rossi y U. Toranzo), El incendio (A.
De Bassi), Orlando Goñi (A. Gobbi), Racing Club (V. Greco), Chuzas (A. Bardi),
Pelele (P. Mafia), La catrera (A. De Bassi), El andariego (A. Gobbi), Nueve
puntos (F. Canaro), Camandulaje (A. Gobbi), El engobiao (E. Rovira) y esas dos
verdaderas joyas instrumentales, modelos de interpretación y arreglo que son
Puro apronte (D. Plateroti) e Independiente Club (A. Bardi), esta última una de
las más bellas páginas de Bardi, que casi todos ignoran.
En cada versión de la orquesta de Alfredo Gobbi se encuentra
siempre renovado motivo de atracción, por su rica gama de recursos rítmicos y
armónicos. Tanto en las notables recreaciones de antiguas e imperecederas
páginas -"El incendio", "Chuzas", "Nueve puntos",
"La viruta", "Pelele", "La catrera"- tratadas
siempre con escrupuloso respeto de su originario contenido, como en tas
realizaciones de sus propios y musicalmente evolucionados tangos, "Orlando
Goñi", "El andariego", "Camandulaje" (que
contrariamente a lo que pudiera suponerse, compuso en el piano y no en el
violín), se advierten los valores estéticos que predominan en la manera de
interpretar de Alfredo Gobbi.
La importancia conferida a los ejecutantes solistas de su
orquesta, le permitió a Alfredo Gobbi contar entre otros con instrumentistas
tan calificados como César Zagnoli, Ernesto Romero, Lalo Benítez, Roberto
Cicare, Osvaldo Tarantino (pianistas); Mario Demarco, Edelmiro D'Amario,
Cayetano Cámara, Alberto Garralda, Tito Rodríguez, Eduardo Rovira, Osvaldo Piro
(bandoneonistas); Juan José Fantín, Omar Sansone, Alcides Rossi, Ramón Dos
Santos, Osvaldo Monteleone (contrabajistas), Antonio Blanco, Bernardo Germino,
Hugo Baralis, Haroldo Gessaghi, Miguel Silvestre y Eduardo Salgado
(violinistas).
Aquel artista cabal, aquel auténtico hombre de Buenos Aires,
aquel bohemio sentimental y andariego, que fue Alfredo Gobbi -prematuramente
desaparecido el 21 de mayo de 1965- plasmó con los rasgos inconfundibles de su
descollante personalidad, una de las formas definitivas e inconmovibles del
tango instrumental.
Originalmente publicado en la Revista Tango y Lunfardo, Nº
73,
Chivilcoy 31 de marzo de 1992.
Chivilcoy 31 de marzo de 1992.
fuente: TODOTANGO.
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