NITO FARACE.
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Semblanza de NESTOR PINSON
publicada en la página webb TODOTANGO
VIOLINISTA, COMPOSITOR, DIRECTOR, ARREGLADOR
6 de abril de 1912 – 14 de diciembre de 2003
Nombre verdadero: Salvador Pablo Farace
Conocí a Nito a
fines de los años 80 y me contó que era oriundo de Arroyo Seco, provincia de
Santa Fe. De baja estatura, pero robusto y con fuerza. Romántico a ultranza
—vivía enamorándose—, era recatado, de buen decir, con gruesos trazos de
timidez. Un ejemplo: pese a concurrir numerosas veces a mi programa radial,
jamás pude sacarle una palabra frente al micrófono. No fue la excepción una
larga charla que hizo sobre Troilo porque la realizó solo, en su casa, frente
al grabador. Luego me dio el casete.
Eso sí, gozaba y
charlaba en toda reunión con amigos. Siempre bohemio y generoso, ya cumplidos
los ochenta, en una rifa ganó un automóvil caro, no le interesó el vehículo
sino el dinero (sus entradas en SADAIC eran escasas). No obstante, los
destinatarios del premio, en gran parte, fueron sus amigos. Así formó unos
cuantos grupos que semanalmente reunía para invitarlos a cenar. A mí me
correspondió compartir su mesa junto a Juan Vasallo y otros amigos: Silva
Sarmiento, Juan Carlos Rodríguez y Ángel Giuseppetti.
Fueron numerosos
los momentos que transcurrimos juntos, y por supuesto las charlas. A
continuación, un escaso resumen de ellas.
«Como es lógico,
las vocaciones innatas en los hombres se manifiestan en los primeros años de
vida y es tema recurrente en aquellos vinculados a la música. En mi caso fueron
unas jóvenes tías, que sin saberlo encendieron la mecha. Ellas acostumbraban a
festejar los cumpleaños realizando bailes en la propia casa. La música la traía
un amigo portando un acordeón y cuando bien entrada la noche debía ir a la
cama, me negaba atraído por los sonidos emitidos por el instrumento.
«Después me
atrajo el violín, pero mi padre —un amante de la música— se negaba a comprarme
uno, porque en el pueblo no había profesores y temía que lo aprendiera a
ejecutar sin conocimientos musicales. Mi primer profesor fue un tal Mazziota,
que dirigía la banda del pueblo, de violín no sabía nada, pero me enseñó
solfeo. Luego sí, apareció Barchialla y recibí las primeras lecciones de violín
y, más tarde, estuve con Dionisio Harrington —quien se decía amigo de Heifetz—
y me dio muchos e importantes consejos.
«Mi actividad
comenzó casi gratis en la orquesta típica del pueblo, la de Antonio Nofri, que
pronto, por razones económicas se redujo a “Trío Nofri”. Su bandoneón, mi
violín y al piano un tal Herman García y el agregado de un cantor. Luego, fue
otra orquesta local, la de Ricardo Faglia con la que actuamos en Rosario y me
sirvió para decidir radicarme allí.
«Ya es 1937,
integro otros conjuntos hoy olvidados, uno fue el de Barbato-Abatti, el primero
era hermano del pianista Emilio Barbato. Y llegan “Los Provincianos” dirigidos
por Lincoln Garrot, la denominación se me ocurrió a mi cuando ya estaba
afianzado en el grupo. Era un seguidor del estilo de Osvaldo Fresedo, que fue
mi admirado por el resto de mi vida. Con Garrot hice mis primeros arreglos. Por
entonces, estudiaba armonía con Richard Engelbrecht, director de la Sinfónica
de Rosario.
«De la radio
local LT1 me llaman para que forme una orquesta de repertorio internacional,
pero yo quería una de tangos. La formé y me largué a Buenos Aires. Llegué justo
durante un conflicto gremial y no pudimos estrenar. Alguien le dio mi nombre a
Miguel Caló. En 1947 me incorporé a su conjunto, estuve hasta 1951. Durante ese
tiempo tuve el espacio necesario para concretar una gira por Mendoza integrando
la orquesta de Manuel Buzón.
«En 1952, anduve
en el Uruguay integrado a la formación de Juan Esteban Martínez
“Pirincho”.Luego regrese para hacer con Víctor D’Amario una temporadita en “El
Chantecler”. Al año siguiente tengo mi primer contacto con Aníbal Troilo, fue
para integrar su orquesta en las representaciones de la obra teatral “El patio
de la morocha”. Simultáneamente, actué con Atilio Stampone, y cuando Carlos
Figari se desvinculó de Troilo para independizarse, me fui con él. Luego volví
con Pichuco y allí estuve exactamente hasta su última actuación, fue en el
Teatro Odeón, la noche del 17 de mayo de 1974. Después viajé a Japón con
Leopoldo Federico, fue en 1976 y en el 77 me integré al conjunto de arcos de
Antonio Agri».
La discografía de
Nito no es muy extensa: “Exposición de tangos”, larga duración editado en
diciembre de 1966 con los siguientes músicos: Atilio Stampone (piano y
celesta), Omar Murtagh (contrabajo), Atilio Corral y Domingo Mattio
(bandoneones), Roberto Di Filippo (corno inglés), Domingo Rullio (flauta),
Josué Ríspoli, Claudio González, Luis Cantafio, Carmelo Cavallaro, Eduardo
Walczak, Miguel Silvestre, Esteban Romano y Di Paolo (violines), Cayetano Viana
(viola) y A. Barone (cello). Fueron doce temas, todos suyos, algunos en
colaboración. Con la siguiente dedicatoria: «A la memoria de mi padre que me
enseñó a comprender y sentir la música popular a través de las canzonettas que
trajo de su Capri lejana».
Nito Farace
En el año 1975
apareció su segundo larga duración. También con doce temas, cuatro de ellos ya
presentes en el anterior trabajo pero con distintos arreglos. Participaron:
Domingo Mattio y Daniel Lomuto (bandoneones), Domingo Rullio (flauta), León
Mamés (corno inglés), Kicho Díaz (contrabajo) y diez Violines: Abramovich, A.
Bernabás, Cavallaro, Julio Graña, Walczak, Romano, Di Paolo, R. Fernández, E.
González, F. Oréfice, Enry Balestro y Francisco Varady (violas), Llacuna y
Echeverría (cellos). En algunos temas interviene Di Filippo (oboe) y Orlando
Tripodi (batería) y su hija Alicia (celesta).
Osvaldo Fresedo
con la voz de Carlos Barrios, le llevó al disco, en diciembre de 1953, “Cuando
llegue el invierno”, arreglo de Roberto Pansera. La orquesta Echagüe-Laborde
registró para el sello Philips, en 1957, su tango “Yo no digo que todas”.
Sus últimos
trabajos inéditos fueron la letra de “Hernán se fue”, por la muerte de su amigo
el violinista Hernán Oliva (1988) y “El viejo Moffa” (1989), en recuerdo del
peluquero y músico de Arroyo Seco.
Vivió largos años
en la planta baja de un edificio ubicado en Arenales y Vidt. Como otras veces,
una mañana se fue a visitar los amigos de su pueblo, jamás olvidado y, como
seguramente era su presentimiento y deseo, allí quedó para siempre.
fuente: TODOTANGO.
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Esas tias que lo inspiraron eran mis tias ..hijas de Atilio Caiola..mi abuelo..quien tocaba el acordeon...y el tema Patio de tierra fue dedicado a ellos...en Arroyo Seco
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