sábado, 6 de abril de 2013

MANUEL GOMEZ CARRILLO, COMPOSITOR

MANUEL GOMEZ CARRILLO
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8 de marzo de 1883 Nace en Santiago del Estero el músico y recopilador Manuel Gómez Carrillo. santiagueña" (obra para orquesta estrenada en París), "La Salamanca" (ballet), "La telesita" (composición lírico-coreográfica), "Fiesta criolla" (suite sinfónica), etc. Recogió numerosas canciones folklóricas, como "Dos palomitas" (huaino). Es autor de "Rapsodia" , La telesita y otras.
 Falleció el 17 de marzo de 1968.
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HOMENAJE A MANUEL GOMEZ CARRILLO, COMPOSITOR
artículo escrito por Roberto Garcia Morillo 
para la revista "Realidad Músical" de Julio de 1983 
http://ciweb.com.ar/gomezcarrillo/index.php


   
  En el curso del mes de marzo próximo pasado se cumplió el centenario del nacimiento del distinguido maestro santiagueño Manuel Gómez Carrillo, una de las figuras destacadas dentro de la copiosa generación musical del ochenta, que sobresalió alternativamente en la investigación etnomusicológica, la docencia, la realización de actos artísticos en difusión de sus ideas, y la creación artística. A diferencia de la mayoría de sus colegas desarrolló lo fundamental de su labor en Santiago del Estero, su ciudad natal y en otros lugares del interior del país (que nunca abandonó en el curso de toda su existencia) y sólo hacia las postrimerías de su carrera se radicó en nuestra capital.
  Dada su orientación, netamente nativista, ello constituyó por un lado un aspecto positivo, pues le permitió identificarse plenamente con las manifestaciones del arte popular de los hombres de campo, musical, coreográfico y literario; pero por otra parte ese alejamiento del centro cultural por antonomasia de la republica, conspiró contra el éxito de su actividad, permaneciendo un tanto ignorado, o por lo menos disminuido en la estimación y reconocimiento de sus meritos. Sus obras importantes resultaban casi desconocidas (todavía lo son en su mayor parte), para el profesional y el aficionado, y cuando finalmente se estableció en Buenos Aires carecía ya, por diversas razones, de la energía y el empuje necesarios como para poder imponer plenamente sus ideales y los frutos de su múltiple labor, realizada en el curso de mas de medio siglo con entusiasmo y tenacidad ejemplares.
  Al mismo tiempo ese posible reconocimiento (una vez pasado el auge de la escuela nacionalista propiamente dicha, la suya, que floreció sobre todo entre las décadas del veinte al cuarenta, aproximadamente) se vio obstaculizado por la posición estética universalista sustentada por las generaciones mas jóvenes, principalmente los representantes del Grupo Renovación y La Nueva Música, en clara y profunda reacción contra las orientaciones adoptadas por la promoción inmediatamente anterior. El caso de un Gianneo, quien supo adaptar su sensibilidad nativista a las nuevas corrientes musicales, constituye la excepción que confirma la regla.
  Así el ingente esfuerzo de Gómez Carrillo resultó malogrado parcialmente por motivos circunstanciales, sobre todo de índole cronológico, pero ello no quita por supuesto ningún merito ni valor a su incansable quehacer en distintos campos de la música, y lo fructífero de su aporte a la cultura musical de nuestra patria. Es evidente que en otras condiciones y con otro sentido de la oportunidad, su obra hubiese alcanzado una difusión mucho mayor y un mas alto nivel el prestigio de su personalidad artística.
  Como hemos indicado mas arriba, Gómez Carrillo era ante todo un músico esencialmente nacionalista, tanto en el aspecto artístico como científico, que buscaba siempre su inspiración en los elementos telúricos, los que luego eran objeto de una investigación y estudio exhaustivos. Era un musicólogo que realmente sabia música, aplicando sus conocimientos y autoridad en la disciplina sobre el material de trabajo. Así bregó incansablemente, durante toda su existencia, por el desenvolvimiento cultural y artístico de su país, pero tomando como punto de partida y referencia, en forma sistemática, el aspecto puramente nativista. Como muy bien se ha sostenido, "aspiraba a expresar lo nacional a través de lo regional, y lo universal a través de lo nacional".
  A pesar de no haber podido realizarse totalmente se consideraba feliz y bastante afortunado al asistir al florecimiento de la escuela nacionalista, a través de la labor de creación de otros colegas. Estaba dotado de la suprema generosidad de alegrarse por los éxitos del prójimo, y así pudo señalar, cuando dicha tendencia alcanzaba su plenitud y apogeo: "Marchamos a pasos agigantados, pronto tendrá la Argentina una inconfundible y admirable personalidad artística". La realidad no ha resultado quita tan lisonjera, y sobre todo los principales representantes de la generación siguiente se fueron orientando, como dijimos, por otros derroteros; Gómez Carrillo habrá observado tal vez este hecho con nostalgia, pero también con serenidad y espíritu filosófico, pensando probablemente que esas fluctuaciones no son en ultima instancia mas que ondulaciones pendulares de una sola y misma cosa.
  En el curso de una conferencia, Gómez Carrillo establece una clasificación, mencionando tres categorías de músicos: "los que sienten el folklore por influencia directa del ambiente provinciano"; "los que no pisan mas que el asfalto y toman referencia del folklore en penas y publicaciones" (es decir que trabajan " con un material cuya alma esta ausente") y "los indiferentes o enemigos del folklore, infatuados y detractores de la sabiduría popular.
  Esta clasificación nos parece casi como una especie de profesión de fe; evidentemente el se sentía incluido en la primera categoría, y vivió realmente ese ideal hasta sus ultimas consecuencias. Por otra parte, esa división no resulta sin duda muy diplomática; basta recordar que la inmensa mayoría de los músicos nacionalistas llevó a cabo su actividad artística en Buenos Aires, es decir pisando el asfalto, y en muchos casos no puede hablarse de que en sus obras este ausente el alma, ya que son el resultado de una convicción profunda. Una de las condiciones fundamentales del artista creador reside precisamente en la imaginación, el sentimiento que le permite evocar aspectos, ambientes o personajes a veces no conocidos o vividos directamente, pero si ideados de manera plenamente satisfactoria, en consonancia con el concepto que uno puede formarse de los mismos."La verdad sin la autenticidad", como apuntaría Falla.
  Sea como fuere, los puntos de vista e ideales preconizados por el maestro santiagueño se hallan clara y valientemente expuestos, y por imponerlos luchó luego duramente en el curso de toda su trayectoria. Su lenguaje musical, resultante de sus convicciones estéticas, se caracteriza por la frescura de su inspiración, la limpidez de factura, la espontaneidad de sus acentos y el innegable buen gusto y refi namiento, en la aparente simplicidad con que expone su discurso. Además, y ello es loable, muestra una invariable línea de conducta en la presentación de su material temático, exento de toda impureza y de todo elemento extraño a su mas autentica idiosincrasia. Señala Alberto Giordano, hablando de este músico, que "escasos son los que tratan con la sencillez con que lo hace Manuel los materiales vernáculos. Sencillez y corazón. Es preciso una gran sabiduría musical para cultificar la música espontánea de los pueblos hasta cambiarla en música universal". Procedía así amplificando y dando mayor proyección al elemento folklórico, pero sin desvirtuar nunca su prístina esencia. Podría clasificarse a Gomes Carrillo como un creador de folklore, el que no es ni debe ser una cosa rígida y congelada, una pieza de museo, sino por el contrario una emergía en permanente expansión y florecimiento. De esta manera tomaba como punto inicial el elemento de raigambre hispano, criollo e indígena, que luego procuraba ampliar e insuflarle mayor proyección artística. Consideramos que era un camino licito y fecundo, que podría haber dado frutos de otra importancia, dadas sus condiciones naturales, y la seriedad, convicción y dignidad con que encaraba su labor.
  Terminaremos estas palabras repitiendo algunos conceptos que hemos expresado en otra oportunidad. Consideramos que ninguno de los creadores en materia musical que han existido en la Argentina, grandes y chicos, profesionales y aficionados, con mayor o menor posibilidad personal y técnica, ha realizado una obra totalmente nula y deleznable. Por el contrario, el esfuerzo de todos ellos, mancomunados es un ideal común, ha contribuido a ir levantando el edificio de la música argentina, sirviendo muchas veces de ejemplo y aliciente a los que vinieron después, batallando arduamente por la realización de sus propósitos. Así fue Gómez Carrillo. Honremos la memoria de nuestros antecesores, que sería la mejor manera de honrarnos a nosotros mismos.

  
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MANUEL GOMEZ CARRILLO
Folklore del norte.com



El 8 de marzo de 1883 (en algunos escritos figura como 1881) nace en Santiago del Estero el músico y recopilador Manuel Gómez Carrillo, hijo de Doroteo Gómez y de Carmen Carrillo. Muy pequeño y terminadas sus primeras letras en Santiago, ingresó en el Seminario conciliar de Salta, luego, a los 15 [Manuel Gómez Carrillo] años, al de Catamarca, donde actuó como pianista e instructor de coros. A los 16 volvió a su Santiago natal. Termina sus estudios en el Colegio Nacional, y va a Buenos Aires para estudiar en la Escuela Industrial de la Nación; al volver a Santiago, tomó lecciones con el concertista Moreira de Saa, portugués y con Alfredo Grandi. Su orientación era la música clásica, pero se vio intrigado por  el movimiento tradicionalista y en su repertorio figuraba el Pericón del boceto lírico Por María, de Antonio Podestá.

        Hacia 1916 obtuvo el título de Profesor Superior de Piano en Buenos Aires. Como se dijo anteriormente, toda su formación era europea y clásica, y aunque había tenido contacto con danzas criollas en tertulias familiares, conoció al pianista Roque Arias oyéndole tocar gatos y chacareras, y había llegado a sus manos el Primer Album de don Andrés Chazarreta, Gómez Carrillo continuaba con las modernas escuelas superiores de Europa, muy especialmente el lirismo italiano.

        Cierto día encontró la obra de Eduard Grieg y la vida y obra del nacionalista noruego, y un reencuentro con Franz Schubert y sus devoción por las canciones populares... así, en uno de sus viajes a Tucumán, el dueño de Casa Breyer, don Julio Alberto Castillo le aconsejó que se dedicara a la música popular. Corría 1917. El primer Album de Chazarrera había salido en 1916, y al parecer se intentó buscar a alguien más preparado musicalmente para emprender la colección del canto popular norteño. El entonces rector de la Universidad Nacional de Tucumán - Juan B.Terán -, Ernesto Padilla y Juan Heller, se reunieron con Gómez Carrillo para proponerle la recopilación, y le pidieron que entregara un plan para la "recopilación y popularización de la música nativa santiagueña", pero al haber bajo presupuesto, él debía costearse los gastos "por ahora".

        Decía Gómez Carrillo: "tomar un motivo rudimentario y traducirlo fielmente sin proyecciones ulteriores de cultivo superior es realizar obra incompleta; necesario será coleccionar todo lo arcaico con vistas lejanas y con el concepto de explotar un filón. Bastarse a sí mismo es un gran principio de economía política que puede aplicarse perfectamente a las finalidades de la especulación de los motivos de antaño, como una mina inagotable para la formación del verdadero arte nacional. El canto de nuestro gaucho, en sus momentos de melancolía intensa o de intenso amor, no fue sino un pequeño balbuceo que no alcanzó a concretar todo el monumento de arte que su imaginación creara. Adivinémoslo, intensifiquemos sus manifestaciones sencillas y veremos convertirse esos balbuceos en dulcísimos lieder, en magníficas sonatas, en estupendas sinfonías... proporcionemos a nuestros genios creadores, muchos de los cuales por un inconcebible snobismo se alejan de nosotros para beber fuentes extrañas, de inspiración, los sanos e intocados motivos pastoriles".

        Las circunstancias lo llevan a Jujuy en 1919... allí comenzó Gómez Carrillo la colección planeada. Al volver a Santiago y hasta 1920, había realizado un pequeña compilación que dejó bastante contentos a los propulsores de Tucumán. Presentó su obra en la Sociedad Sarmiento y luego en el teatro Odeón. El doctor Estanislao Zeballos lo invita a la alta tribuna del Instituto Popular de Conferencias de Buenos Aires, allí, el 17 de septiembre de 1920, ante mas de 400 personas y con prólogo del doctor Ernesto Padilla y del mismo Zeballos, presentó su "Música Nativa del norte argentino"; en aquella oportunidad, el músico dijo: "Presento los temas tales como los hallé, con su tosca naturalidad, sin el más mínimo retoque, sin la más leve modificación. Son cerca de doscientas piezas distintas, de las que voy a presentar unas pocas, las necesarias para que ustedes se puedan formar, aunque sea someramente, una idea clara de aquella música. He intercalado en el conjunto algunas producciones mías, pero me adelanto a prevenir que lo hago sin ninguna presunción, sin atribuirles importancia alguna".

        En la audición actuaron los cantantes Emma Ferrán y Antonio Lipiz y el violinista Pedro Cinquegrani, Gómez Carrillo tocó el piano. Fue todo un éxito; así presentó los dos únicos álbumes "Danzas y Cantos Regionales del Norte Argentino", Buenos Aires, Ricordi, 1920 y 1923, donde el santiagueño presentó 41 obras para piano, canto y piano y violín con piano... el ascenso de autoridades de diferente orientación política en la Universidad de Tucumán no permitió continuar la serie.

        La obra de Manuel Gómez Carrillo alentó el Nacionalismo Musical en la Argentina, incitó al quehacer folklórico y exaltó la devoción de los tradicionalistas; hay que recordar su intervención en la creación del ex Instituto Nacional de la Tradición, y la creación del Cuarteto Gómez Carrillo, integrado por sus hijos Manuel, Julio Alberto, Jorge y Carmen.

        Fue profesor de Música en el Colegio Nacional y en la Escuela Normal de Santiago del Estero. Profesor de música y Regente del Profesorado Nacional de Música de la Escuela Nº 2 "Juan María Gutiérrez" de Rosario.  Entre las danzas y canciones folklóricas recopiladas, tenemos: Dos palomitas (huayno); Rapsodia santiagueña (obra para piano estrenada en París); La Salamanca (ballet); La Telesita (composición lírico-coreográfica); Fiesta criolla (suite sinfónica); Impresiones de mi tierra y Fiesta criolla: para orquesta, además de Romanza Gaucha. Falleció el 17 de marzo de 1968.

 

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