sábado, 6 de abril de 2013

ATAHUALPA YUPANQUI, OSCAR VALLES


Atahualpa Yupanqui y Oscar Valles escriben y componen juntos, estos tres temas:  LA GUITARRA, PRIENDA QUERIDA, MI REGRESO.
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LA GUITARRA

(Atahualpa Yupanqui/Oscar Valles)



Tres tiples y tres bordonas

Tiene la guitarra mía:

Con unas lloro pasiones,

Con otras cantos alegrías.



La guitarra fue a los campos:

No sé que andaba buscando,

Que recordando paisajes

Se lo pasa suspirando.



La guitarra junto al mar

No sé qué sintió en la playa,

Que aprendió a decir adiós

Aunque ninguno se vaya.



La guitarra fue a los indios

Para aprender su misterio;

Y volvió al pueblo más honda

De tanto beber silencios.



La guitarra fue a los pobres

Y le hablaron tanto y tanto

Que llena de pena y miedo

Vino a mis brazos llorando.



La guitarra fue a la copla

Que allá la estaba esperando:

¡desde entonces andan juntas

por el mundo... caminando.

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PRIENDA QUERIDA

 (Atahualpa Yupanqui/Oscar Valles)
 
A la huella, a la huella
Vamos andando
Que nos guía una estrella
Por estos campos

Si en mitad de camino
Muere un hermano
Déle un beso en la frente
Siga cantando

A la huella a la huella
Vamos pal’ pueblo
Por este caminito
No nos perderemos

Si lo cansa el camino
Busque paisano
Un recuerdo que ayude
Y algún cigarro

A la huella y no busque
Mujer ajena
Porque atrás del engaño, paisano
Viene la pena

A la huella y no afloje
Siga su estrella
Y pa’ los contratiempos
Tenga paciencia

Si lo agarra la noche
Siga la huella
Hasta pisar los pastos
De la querencia

La mujer y el caballo
Y la guitarra
Ande ser de su marca
Para que valga

A la huella, a la huella
Prienda querida
Compañera del gaucho
Toda la vida


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MI REGRESO

(Atahualpa Yupanqui/Oscar Valles)



Cuando yo vuelva a mi tierra

volveré de madrugada.

Sin más luz que la que alumbre

la pena de mi guitarra.



Veré ponchos de neblina

gastados de cubrir pampas.

Y arriba la Cruz del Sur

completamente callada.



Atrás quedarán caminos

como sogas embarradas.

Y adelante, yo no sé.

Algo quizás… Tal vez nada.



Una gota de rocío

para mi sed, será basta.

Callado, siempre callado,

volveré de madrugada.



Que no me canten los grillos

ni se inquieten las acacias.

He de volver a mi tierra

como una sombra olvidada.


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