FAUSTO FRONTERA.
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ENTREVISTA A FAUSTO FRONTERA
Y UN APORTE PICANTE.
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Por NORBERTO CHAB
con notas de NESTOR PINSON
publicada en la página webb TODOTANGO.
VIOLINISTA, COMPOSITOR
11 de marzo de 1898 - 24 de mayo 1982Nombre verdadero: Fausto Miguel Frontera
Seudónimo: Tito Rueda
Nací en pleno centro de la ciudad: Cangallo (actual Presidente Perón) y Talcahuano, pero a los tres años mis padres me llevaron al barrio de Flores. A los seis me regalaron un pequeño violín y muy pronto tomé lecciones con Vicente Ponzio (tío del Pibe Ernesto) y, también, en el conservatorio Santa Cecilia.
«Después de dejar unos años por enfermedad —yo de chico fui
muy débil—, con los muchachos del barrio intercambiábamos nuestros
rudimentarios conocimientos musicales y tocábamos algunas cosas juntos. Yo
tenía buen oído y así sacaba los temas más fácilmente que mis compañeros.
Recuerdo que hacíamos “La Morocha”, “La catrera” y “La sonámbula”.
«Mi primera vez frente al público fue en un fin de fiesta
—tendría 12 años— en el picadero del Circo Rafetto, nos dirigía un guitarrista conocido como “El Negro Justo”, Justo
Rodríguez su nombre, y había otros pibes entre los que estaba Pedro Maffia.
«Enseguida me llama Ricardo Brignolo para un reemplazo en el
cine-café El Capuchino, lo llamaban así porque no se pagaba entrada, pero era
obligación consumir por lo menos un capuchino, estaba en Boedo y Carlos Calvo,
fueron sólo tres días.
«En 1912, había ingresado a la escuela industrial Otto
Krause, al año siguiente hubo unos problemas y quedé libre. Pensaba ser
ingeniero naval. A comienzos de 1914 tuve la oportunidad de embarcarme. Era un
viaje a Europa y la orquesta que animaría las veladas se quedó sin violinista.
Aproveché el momento y así llegué a Marsella. Pese a mi poca edad me había
perfeccionado bastante y como dominaba el solfeo me costó poco complacer al
pasaje con temas de diversos ritmos. Por mi cuenta seguí viaje a París, allí
estaba Vicente Loduca con sus compañeros, pero no me conecté con él, empecé a
trabajar por mi cuenta y además me dediqué a conocer la ciudad, museos,
teatros. Pasé por Italia, por España, estuve nueve meses en Lisboa y regresé.
«Enseguida comencé a trabajar mucho, desde hacer la música
en casamientos y otros tipos de fiestas a integrar una cantidad de conjuntos no
muy relevantes. Hasta que formé mi
primera orquesta, tenía 17 años. Debuté en un bar de Flores, estaba Juan Ghio
en el piano, su hermano en bandoneón, Juan Rosario Marmón en flauta y yo.
Estuvimos dos años en ese lugar. A continuación apareció otro café, éste en la
avenida Garay, enfrente estaba el “3º de Infantería” —¡mirá cuantos años!—
agregué un bandoneón, Toggi y también llamé a Ismael Aguilar.
«Casi simultáneamente estuve como integrante de los
conjuntos de Maglio, Aieta, Geroni Flores, Cobián, también en los conjuntos del
sello Victor, pero en 1916 toqué en el café La Morocha, con Eduardo Arolas.»
(En otro reportaje cita que su actuación con Arolas fue en un café de la calle
Pozos, frente a los cuarteles, que ya no existen).
«Por entonces compuse mi primer tango, al que no le puse
título y allí quedó. Al año siguiente, el segundo: “Art Noveau”, era el nombre
de un caballo de carrera, se editó y se lo dediqué a su jockey Francisco
Arcuri. Retorné al barrio de Flores para actuar en el cine Minerva con un
cuarteto. Después el San Martín y el Rex. Aquí fue importante porque firmamos
un contrato por treinta días y nos quedamos nueve meses, fue un sexteto junto a
Geroni Flores, Germino a mi lado, Juan Guido y Famiglietti en bandoneones.
Recuerdo que también estuvo Adolfo Pérez “Pocholo”.
«Con el pianista Pirucho Villella, actué en un salón de
masajes femeninos: “Vogue´s”. Otro conjunto lo formé para trabajar en la
peluquería Basile, de Corrientes y Lavalle, más de 20 personas atendían al
público. Todos los días de 16 a 20 horas, me acompañaban José Caso y Domingo
Santa Cruz en bandoneones y Juan Santa Cruz al piano. Allí, compuse otro tango:
“Te la regalo”. Con los muchachos de la peluquería fuimos a la radio del
barrio, la famosa L.O.Y. Radio Nacional (luego Radio Belgrano).
«Con Cobián estuve hasta que se fue de viaje y Julio De Caro
adoptó su escuela, porque en realidad no es decariana. Fue formada previamente
por nosotros, Cobián, Petrucelli, Maffia, Constanzo y yo.
«Toqué para las familias distinguidas y hasta en embajadas.
Tuve los mejores músicos y les pagaba muy bien. Hasta me di el gusto de sacarle
por una actuación el primer violín al Teatro Colón, era Luis Gianneo. Por tocar
tres piezas le di cien pesos, cuando los vio me dijo: “No tengo cambio.”, no
entendía que le pagara lo que no ganaba en una quincena.»
Los momentos destacables de su carrera fueron: cuando tocó
con Juan Maglio, también, como director artístico en 1924, de la Radio L.O.J.
El Abuelito, propiedad de la actriz Angelina Pagano y cuando en 1928 integró la
orquesta del Teatro Nacional. Su actividad no decayó hasta 1932, a raíz de una enfermedad que lo alejó del trabajo.
Regresó en 1935 con la orquesta de Francisco Lomuto, por muy breve tiempo, sus
problemas físicos le afectaron las manos y entonces resolvió abandonar la
actividad.
Como compositor podemos mencionar: “Cortando camino”,
“Puesta de sol”, “Gran señor”, “Tradición”, todas con letras de Cadícamo;
“Hilos de plata”, con letra de Ismael Aguilar y Martinelli Massa; “Campo
ajeno”, un shimmy, “¡Oh la la!”; “Mi traje de novia”; “Rey de copas”; “Qué
torcido andás Julián” y “Recóndita”, la obra que más apreciaba. Finalmente, los
dos tangos que grabó Gardel, “Callejera” y “Tabernero”.
Resulta obvio que sus dos grandes éxitos fueron estos dos
últimos. Pero al respecto, un testimonio de la época, niega su autoría. En el
caso de “Callejera”, el compositor fue Carlos Vicente Geroni Flores que la
vendió por treinta o cuarenta pesos, conforme le comentó Enrique Cadícamo a mi
informante. En cuanto a “Tabernero”, se trataría de una melodía que Miguel
Cafre —que no sabía escribir música— trajo de Cuba y que Rafael Rossi pasó al
pentagrama, episodio relatado por el propio Rossi.
Pero esto no nos debe asustar. Como dice mi amigo el “Chula”
Clausi: «Esto era moneda corriente en aquellos tiempos. ¿Sabés cuantos tangos
del gallego José Martínez o del Chon Pereyra llevan firmas ajenas?»
fuente: TODOTANGO.
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