sábado, 16 de febrero de 2013

LOS ESCRITOS DE ROLANDO... 39 EL SILENCIO

Un día como hoy... 16 de febrero.... HOMENAJE



EL SILENCIO - Rolando Moro
PAYADA DE LA CORDIAL
La mesa del café - Folklore
página webb TODOTANGO
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Por: rolandomoro   11/10/2012  
Los senderos del trabajo y el estudio no siempre son coincidentes, veces nos llevan a cardinales distintos.
Ocurre algo similar con las edades. Muchos años atrás con mi padre salíamos a encontrarnos con la naturaleza en sola compañía. Tendría 12 años y mi progenitor frisaba los sesenta, apuro de un hombre maduro en recuperar el tiempo no compartido con su único muchacho, a quien solo veía en las raleras que el tiempo permitía entre estudios en la ciudad y el trabajo del interior.
Noche estrellada, límpida, fogón y admiración compartida entre padre e hijo-de pronto- el muchachito abrazado a su rifle pronuncia….”El silencio no me gusta”, seguramente transitaba por el callejón de los miedos juveniles.
-Mira muchacho, tu abuelo vivía en las montañas de Lombardía, a mitad del siglo pasado (19) debía ir por muchos días a la escuela de Artes y Oficios de Don Juan Bosco- su maestro- en oportunidades no veía a sus padres por un mes entero, pues no existían transportes para esos niños montañeses pobres.
Ya anciano en el campo de este país, solía pasar muchos días en un puesto del fondo, lejos de su casa pues quería encontrarse con el “SILENCIO”, según decía en su dialecto. Posiblemente mis hermanas y yo, lo aturdíamos con nuestros juegos y bulla permanente.

El viejo se mudó a comienzos del veinte y yo-muy joven- debí partir a estudiar a Rosario, en la escuela Politécnica al inicio. Rosario era una ciudad bulliciosa, vital, “bochinchera” por aquellos años. Inmigrantes que ingresaban por su puerto para poblar y trabajar las tierras del interior, comercios, prostíbulos, música de orquestas en cada esquina, calles sonoras y ruidos por doquier, era la Chicago Argentina.
No existían caminos transitables al norte, nos movíamos por barco o ferrocarril y las venidas a ver a mi familia se limitaban a dos veces al año. Cuando llegaba al campo el silencio profundo me desesperaba…”En las tardes tanta era mi desesperación por el silencio circundante que tomaba un tarro del patio y pasaba tiempo golpeándolo para callar al silencio”
La vida siempre se toca en los extremos, hoy transitas el camino de tu abuelo y tu padre, interno en el Don Bosco de la capital, permaneces lejos de tus padres y al venir al interior, el silencio te oprime.
El fogón daba sus chispas de luz a nuestros rostros, coloquio de padre mayor con su retoño, hombre del ayer, hombre del mañana.
Ya comprenderás el valor del silencio y sus mensajes, cuando vivas, cuando sepas valorar su compañía. Hoy te preparas para entenderlo y oírlo….NO TENGAS MIEDO, PUES EL SILENCIO SUELE SER EL MEJOR COMPAÑERO DE RUTA QUE POSEE UN HOMBRE. Recuerda, solo calla quien aprendió de la vida y la respeta, quien demasiado habla no se escucha, solo se aturde.
¿Vamos a buscar un guazuncho? 




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