miércoles, 31 de octubre de 2012

LOS ESCRITOS DE ROLANDO 16: GRICEL

ANÉCDOTAS DE PAGO CHICO: GRICEL.
por Rolando Moro
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El tango nos habla de amores, lejanos y cercanos, posibles e imposibles, de tragedias y encuentros.

Uno de ellos, quizás el preferido por todos, fue el protagonizado por José María Contursi y Gricel Viganó. 
Le debemos a ese amor muchas de las  letras dedicadas por el poeta y que constituyen nuestro patrimonio musical, cada día más valoradas por la grey tanguera.

Mucho se ha escrito al respecto, poetas, escritores y letristas hicieron hincapié en aquella saga romántica  perdurable en el tiempo. 

Pero toda historia tiene “otra” cara, veces grata, otras no tanto. 
En nuestro particular caso se trata de cosas halagüeñas que contaremos, al solo fin de completar una historia querida por todos.

Por tratarse de una historia muy conocida por todos, no agregaré demasiados datos biográficos, solo vivencias de los protagonistas.

Gricel se casó (solo por civil) con Jorge Camba en 1949, viajante de comercio que cubría el noreste del país, hombre gustoso de reuniones con amigos, noche de rondas, tanguero visceral y muy buen contador de cuentos en noches largas de truco, vinos y asado. 
Al  poco tiempo de casados nació Susana-única hija de Gricel y Jorge-, era menor cuando su padre en uno de los tantos viajes al Chaco, conoció a VILMA, mujer entusiasta en reuniones, divertida, cantante,  bailarina -contracara de Gricel- Vilma tenía un hijo, de  edad similar a Susana. 
Ese niño se llama NELSON, nacido en Resistencia de una relación anterior de Vilma.
Llega la separación de los padres de Susana, que guardarían una relación sin tropiezos en el tiempo, Susana sería el lazo permanente de unión afectuosa y cordial en esa familia, a la cual el tiempo traería nuevamente a Katunga.
En Capilla del Monte la propiedad original de Gricel poseía dos casas, una al frente y otra detrás, esta última -luego de Susana- sería punto de encuentro de toda la familia en vacaciones, luego que Jorge y Vilma viniesen a vivir a Resistencia.
Entre Nelson (Colorado) y Susana se estableció una hermosa  relación durante mucho tiempo. 

Katunga- muy afecto con los jóvenes-solía llevar en su auto a Nelson hasta el casino de una cercana localidad, donde concurría frecuentemente
Antes de ingresar al salón y posteriormente que el chofer estacionara el automóvil, se dirigía al “Colorado”-ya adolescente-para darle un atado de cigarrillos y dinero,  siempre con las mismas palabras…”A un hombre nunca le debe faltar un cigarrillo y dinero para invitar a una dama”

Al final de su vida-último viaje de Nelson a verlo-Katunga no quiso que lo viera en ese estado, muy  deteriorado por sus males, solo  admitió que el novio de Susana (luego esposo), ingresase a su pieza, en cuyos brazos falleció.
J.M. Contursi tuvo un hijo varón que murió muy joven, ello posiblemente influyó al  acercamiento  que mantenía con los jóvenes.

Pasaron los años, Gricel se trasladó a vivir a Aguas Verdes -área cercana a Córdoba capital- también allí había dos casas donde  moraban Susana, y Gricel y la madre de ésta. Los contactos se mantuvieron un tiempo más. Luego de casarse Susana e ir a vivir a Viedma, los contactos entre los jóvenes cesaron.

El “Colorado”,  se estableció en Resistencia en una casa que había sido de su madre y su padre. Criado entre las barras de amigos cazadores, pescadores y habitantes sempiternos de noches entre café y whisky. Amigo visceral de todos, incondicional en cualquier programa. Lunes comidas entre grupo de monteros, martes de rugby,  jueves tangueros en mi casa, sábados y domingos en el “viejo café”.
Treinta años de acompañamiento en instituciones de distinto tipo, tuve siempre el secretario, vocal o revisor de cuentas, nunca me tuve que preocupar por ello, Nelson siempre está con una sola condición…¡No me hagas hablar en público!
Noches interminables de campo  y estrellas, tanguero que no hace preguntas que no corresponden entre varones, pero en tren de compartir invariablemente surgen los temas.
-Dime colorado…..¿que es la vida de Susana?-
-Mira Rolo, desde que fue  a vivir al  Sur no tengo contactos con ella, tampoco sé su teléfono-
-Vamos a conseguirlo pues hace poco un conocido de Córdoba que integra un foro en el cual también participo, anduvo con una partitura inédita de Katunga y mantuvo contactos con ella y las hijas del poeta.
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-Mate tempranero…¡Aquí está el número, llámala ya!
-Hola Susana, soy Nelson…..¿Como andas?
¡Besoosoooooooooos enormes!
Tarea de tanguero amigo, hacer puentes de contactos, de afectos, de encuentros.
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-Rolo hermano te agradezco y tengo algo para vos, se que lo apreciarás y en tus manos estará bien. De aquellos años conservé un sombrero y el bastón de Contursi. El sombrero se deterioró pues lo llevé siempre en mis salidas al campo, el bastón lo tengo guardado. 
Gricel me dio una llave tipo Ford que ella usó en todos sus años de estación de servicio. Con  ella, que siempre llevaba en el bolsillo trasero de su overol o jardinero,  cambiaba los aceites de los autos o colectivos que realizaban paradas en la Texaco

-Gracias Colorado, los tangueros somos muy sensibles con las cosas que tocan a nuestra historia, a nuestras vivencias…..¡No imaginas como lo aprecio!
-¿Cómo está Vilma?, hace tiempo que no le festejamos su cumpleaños.
-Cumplió 80, sigue en Reconquista y tiene un programa de radio, activa como siempre.

-Colocaré esta llave histórica en una panoplia en el salón de tango,  para que todos los que vienen a casa puedan tocar algo que tanto acompaño a Gricel y luego en el auto de Katunga.


                                                                    

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ANECDOTAS DE PAGO CHICO: Tango Gricel
Tema compartido en grupos de tango, como muchos otros más,  en charlas dadas en reuniones tangueras de los días jueves, durante años, donde se comparte y se difunden nuestros tangos y nuestra cultura.

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Muchas gracias Rolando...!!!!
por permitirme publicar, por mandarme el escrito y las fotitos de apoyo. Un verdadero lujo.
Un beso grande...!!! 
 

GRICEL, JOSE MARIA CONTURSI

GRICEL

Tango 1942

Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi

 

No debí pensar jamás
en lograr tu corazón
y sin embargo te busqué
hasta que un día te encontré
y con mis besos te aturdí
sin importarme que eras buena...
Tu ilusión fue de cristal,
se rompió cuando partí
pues nunca, nunca más volví…
¡Qué amarga fue tu pena!

No te olvides de mí,
de tu Gricel,
me dijiste al besar
el Cristo aquel
y hoy que vivo enloquecido
porque no te olvidé
ni te acuerdas de mí...
¡Gricel! ¡Gricel!

Me faltó después tu voz
y el calor de tu mirar
y como un loco te busqué
pero ya nunca te encontré
y en otros besos me aturdí…
¡Mi vida toda fue un engaño!
¿Qué será, Gricel, de mí?
Se cumplió la ley de Dios
porque sus culpas ya pagó
quien te hizo tanto daño.
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HISTORIA DEL TANGO GRICEL


GRICEL
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Nota de HORACIO BELMAÑA 
publicada en la página webb TODOTANGO
Historias y leyendas
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Que el tango es una síntesis musical de amor y pasión no es extraño para los amantes del género, solo que pocos tangos reflejan este sentimiento en forma tan expresiva como "Gricel", compuesto por Mariano Mores, que José María Contursi -Katunga para los amigos-, dedicara al gran amor de su vida: Susana Gricel Viganó.

 
Contursi y Gricel

Aquí la primer aclaración documentada: su nombre fue Gricel y no Griselda como lo sostienen algunos estudiosos del tango.

Gricel había nacido en el porteño barrio de San Cristóbal el 15 de abril de 1920. Hija de Egidio Viganó y María Antonia Andersch Curie, ésta última eligió el nombre para su hija inspirada en un personaje de una novela francesa. El matrimonio Viganó vivió luego en Quilmes, Guaiminí (provincia de Buenos Aires) y posteriormente en la ciudad cordobesa de Capilla del Monte, en las serranías de dicha provincia, cuando Egidio Viganó debió trasladarse para oxigenar los pulmones de su esposa.

 
 José María Contursi

José María Contursi nació en Lanús, suburbio de la ciudad de Buenos Aires, el 31 de octubre de 1911. Era hijo de Pascual Contursi e Hilda Bríamo. Podemos afirmar que de la localidad italiana de Contursi en el Golfo de Salerno llegó a Buenos Aires la sangre renovadora y romántica de los Contursi que se trasuntó en el nacimiento del tango canción por parte de Pascual ("Mi noche triste") y se prolongó en el tango romántico de su hijo José María ("Garras", "En esta tarde gris", "Cristal", "Gricel", "Quiero verte una vez más") y otros que completaron diez y seis conocidos de amplia difusión.

No fue fácil la vida de Gricel en Capilla del Monte. Lejos de sus amigas y del entretenimiento con sus patines de rulemanes, se dedicó a colaborar en la estación de servicio Texaco que explotaba su padre, vestida con riguroso mameluco blanco, mientras recibía los cálidos piropos de los choferes de la línea de ómnibus que hacía el servicio desde la ciudad de Córdoba hasta la ciudad de La Rioja. Simultáneamente recibía clases de piano por parte de la señora Dolly C. de Nuvolone, también porteña y radicada en esa ciudad con su marido quien colaboraba con Egidio Viganó. La hija de la señora de Nuvolone, amiga de Gricel, es hoy una renombrada pintora radicada en la ciudad de Córdoba.

Pero la monotonía a menudo es quebrada por el destino. Así fue que un día recibió una carta de sus grandes amigas de Guaiminí, Nelly y Gory Omar, quienes la invitaban a pasar unos días en Buenos Aires. Gricel no dudó. Hizo aprisa sus valijas y tomó el tren que la llevaría a un destino de amor y llanto.

Los días de Buenos Aires fueron pocos pero vertiginosos. Cafés, restaurantes y negocios de la Avenida de Mayo eran visitados en forma permanente por las hermanas Omar. Pero algo más formaba parte de la vida de la gran ciudad: las audiciones radiales. Gricel y su madre fueron a presenciar la actuación de las hermanas Omar en Radio Stentor, las que le presentaron a un joven y engominado locutor que se presentó formalmente: José María Contursi, dijo él. Gricel, contestó ella. Sin sospechar que comenzaba a elaborarse uno de los tangos más sentidos y románticos.

 
 Contursi con Fausto Frontera

Su regreso a Capilla del Monte mostró a una Gricel distinta. Comenzaba a desafinar en el piano ante la preocupación de la señora de Nuvolone. Saludaba a los colectiveros con la mirada distante y contemplaba las hermosas puestas de sol con profundos suspiros. Corrían los años 1935 y 1936. En ese entonces ganó todos los concursos de belleza que se realizaban en las sierras de Córdoba, pero la banda de "Miss" no alcanzaba y los suspiros proseguían.

Fue entonces que el destino dio otro golpe: en 1938 acosado por una fiebre intestinal y sin antibióticos, Contursi recibió el clásico consejo médico de aquellos años: los aires de las sierras de Córdoba. Las hermanas Omar le dijeron entonces: «¿Te acuerdas de Gricel? Vive en Capilla del Monte, en plenas sierras cordobesas».

Hacia allí partió Contursi dejando en Buenos Aires a su esposa Alina Zárate y a una hija del matrimonio, llevando consigo no solo su enfermedad sino también su afición por las faldas femeninas, su amor por el turf y por su San Lorenzo querido.

Egidio Viganó resultó impotente para impedir el romance entre su hija y un seductor "de academia". Así regresó Katunga a Buenos Aires, luciendo una nueva estrella en su bandera de seductor y tal vez canturreando: "Yo anduve siempre en amores, qué me van a hablar de amor". Pero se equivocó rotundamente. Ignoraba que al poco tiempo clamaría: "¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris!".

Al poco tiempo necesitó regresar a Capilla del Monte inventando otra fiebre intestinal que obligó a su esposa a derramar llanto por mera intuición femenina. Fue la oportunidad en que Contursi se entregó de lleno al desenfreno amoroso que lo impulsó a escribir tantas letras de tango. Finalmente un día tuvo que optar, y como hombre cabal volvió al lado de su esposa con intestinos sanos pero con el corazón destrozado al igual que Gricel, quien vio partir el tren destruida en sus afectos pero jurando no llorar nunca más.

Luego vino un epistolario amoroso que presentaba una marcada diferencia: las cartas que llegaban de Buenos Aires estaban impregnadas de profunda tristeza; las que partían desde Capilla del Monte lo eran con letra firme. Esto fue así hasta que un día, llegó una carta con la letra de "Gricel".

Todo cambió: Don Egidio Viganó, su alemana esposa, los colectiveros y los residentes en la ciudad comenzaron a vivir un clima lacrimógeno y Gricel comenzó a ser llamada: "Gricel, la del tango". No hubo concurso de belleza realizado en el Valle de Punilla que no fuese ganado por Gricel quien comenzó a frecuentar los bailes del Hotel Victoria de Capilla del Monte donde se disputaban el privilegio de bailar con ella. Todo era insuficiente, pero Gricel no quería llorar pese a su desventura y se propuso recomponer su vida.

Así fue que en la vieja y clásica Confitería del Plata de la ciudad de Córdoba, propiedad de Egidio Belloni, y en la que Gricel escuchó alguna vez a Gregorio Barrios cantar el bolero "Final", conoció a Jorge Camba con el que contrajo matrimonio en 1949. Tuvieron una hija, Susana Jorgelina, pero hubo un problema: Camba también era afecto a las faldas y la abandonó en uno de sus frecuentes viajes al Chaco uniéndose a Vilma Rabez. Gricel tampoco lloró. Había heredado el fuerte carácter alemán de su madre. Sus días transcurrían aplicados a la educación de su hija, al dictado de clases de telar en dos colegios y al cultivo de los
idiomas inglés e italiano.

Un día del año 1962 llegó a Capilla del Monte el célebre bandoneonista cordobés Ciriaco Ortiz. Le traía la noticia de la viudez de Contursi, jurando que no era emisario de nadie. También le transmitió que su gran amor sólo encontraba consuelo en el alcohol que consumía en la confitería El Molino. Nuevamente el fuerte carácter heredado de su madre se hizo presente y con algunas mentiras y excusas dirigidas a su hija partió en el ómnibus de la Costera Criolla rumbo a Buenos Aires. Se encontró con su gran amor en esa confitería. Contursi con su clásica apostura, traje gris, tiradores, luciendo canas y el aroma de la colonia Giesso. Gricel de la mano de su hija Susana.

Ignoramos excusas y perdones, pero a partir de ese momento Gricel viajó permanentemente a Buenos Aires alojándose en la casa de Contursi en calle Chaco nº 20, 3er. Piso "H". Los hijos de Katunga a su vez viajaban a Capilla del Monte acompañando a Susana y su abuela alemana.

Pero una constante en la familia Contursi seguía presente: el alcohol, con el consecuente deterioro de la salud de Contursi. Fue entonces cuando Gricel tomó la decisión: "Nos vamos a Capilla del Monte". Pero el whisky queda aquí. Gricel y Contursi volvieron a Capilla del Monte a disfrutar las puesta de sol sin obstáculo alguno. No obstante la salud de Katunga, sufría verdaderos estragos hasta que en Cosquín, localidad ubicada a solo 30 kilómetros de Capilla del Monte, el Dr. Santos Sarmiento logró una pausa en ese deterioro. Fue sólo eso, una pausa, pese a lo cual el momento anhelado por Gricel y Contursi llegó el 16 de agosto de 1967, oportunidad en que en el folio 275, libro III, el párroco César Emilio Ferreira dijo:

«El día 16 de agosto de 1967, el infrascripto Párroco de Capilla del Monte en la Capilla de las Hermanas Cabrini, requerido y obtenido el mutuo consentimiento, unió en matrimonio a Don José María Contursi, de 56 años de edad, viudo de Doña Elina Zárate, con Doña Susana Gricel Viganó, de 47 años de edad, de estado soltera».

Una aclaración documental: Gricel contrajo matrimonio con Camba únicamente por casamiento civil. Para la Iglesia permanecía soltera.

El matrimonio duró cuatro años y nueve meses. Hacia 1970 frecuentaban la casa de un amigo común con el autor de esta nota, Emilio Velich, ex gerente de SADAIC e hijo de Juan Velich, en reuniones donde se desgranaban anécdotas y se cantaban tangos, pero la felicidad duró poco tiempo. El 11 de mayo de 1972 Contursi abandonó el tango y este mundo. Lo hizo en brazos del novio de Susana, Oscar Iacobelli, quien con lágrimas en los ojos, me confesó: «Contursi murió como era. Murió en mis brazos, como un señor». Gricel lo había acompañado hasta el día anterior pero presintiendo el desenlace no quiso llorar.

Gricel vivió luego en Villa Allende, localidad también ubicada a tan solo 35 kilómetros de Córdoba para finalizar sus días en la calle Las Palmeras nº 229 de Villa Rivera Indarte, en las cercanías de Villa Allende y Córdoba en una casa rodeada de palmeras y vegetación. En la casa vecina, ubicada en el nº 231, residió su hija Susana. Gricel tenía diagnosticada leucemia. No pudo vencer a la muerte pero sí venció al dolor. Falleció el 25 de julio de 1994 víctima de un derrame cerebral. Sus cenizas reposan en Villa Rivera Indarte, mientras que los restos de Contursi descansan en el Panteón de SADAIC en Buenos Aires.

José María Contursi dejó cuatro hijos de su matrimonio: el único varón, Lucio, falleció muy joven víctima de cáncer. Sus hermanas Ethel y Amalia residen en Buenos Aires y Hebe en la ciudad de Mendoza. Amalia, gran admiradora de las sierras cordobesas, vivió hasta hace dos años en la calle Las Palmeras 229.

La familia Viganó se prolongó a través de Susana Jorgelina, posteriormente de Iacobelli, en tres hijos: Santiago, Luciana y Gricel (15). Los que hemos tenido el privilegio de conocerlos podemos afirmar que las nietas de Gricel compiten en belleza con su abuela. Susana Jorgelina vive actualmente con sus hijas en la ciudad de Viedma donde ejerce su profesión de nutricionista.

Algo más en esta tierna y dramática historia: Jorge Camba y Vilma Rabez volvieron a Córdoba viviendo en la casa de Susana o sea contigua a la de Gricel durante dos años antes de la muerte de ésta y en una rara y perfecta armonía. Camba, por su parte, falleció en 1996. Vilma Rabez aún vive a la fecha de esta nota (marzo de 2002).

 
 Gricel y "Gally"

Es la historia real de un tango que conmovió a generaciones por su belleza y profundidad como todo lo que escribió Contursi, gran parte de los cuales estuvieron inspirados en este amor que por momentos parecía imposible.

Nuestra presencia en los lugares descriptos, unidos al contacto con los seres allegados a Gricel y a sus pertenencias, incluyendo a su perro "Colita" que aún la sobrevive no hacen más que reavivar lo que esta hermosa pieza musical ya provocaba en nuestra juventud.

Un profundo agradecimiento a la señora Susana Camba y sus hijos por la amplitud y generosidad de su colaboración que permitieron revivir esta hermosa historia.


fuente: TODOTANGO.
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VIEJA AMIGA, JOSE MARIA CONTURSI



VIEJA AMIGA
Tango 1938

Música: Pedro Laurenz
Letra: José María Contursi

 

 ¿Ves? He tratado inútilmente
de alejarme y olvidar...
Hoy que hay arrugas en mi frente
siento más la soledad...
Tal vez, al notarme avejentado,
pensarás que vengo a verte
porque estoy desesperado...
¡No! Ya los años me enseñaron
a templar mi corazón...

No he venido a suplicarte
ni un poquito de cariño
ni a que expliques tu silencio,
tus mentiras o tu olvido...
No es posible, vieja amiga,
nuestras vidas acercar...
Solo vine para verte,
para verte, nada más...

Ya poco falta para irme
con mi cruz a otro rincón...
Sé que al dejarte voy a hundirme
en la desesperación.
¿Será la emoción de mi partida,
que quisiera darte un beso
aunque deje en él mi vida?
¡Es que tus lágrimas me invitan
a besarte y a llorar!

No he venido a suplicarte
ni un poquito de cariño
ni a que expliques tu silencio,
tus mentiras o tu olvido...
No es posible, vieja amiga,
nuestras vidas acercar...
Ya me voy... y aquí te dejo
toda mi felicidad...

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VALSECITO AMIGO, JOSE MARIA CONTURSI

VALSECITO AMIGO

Vals

Música: Aníbal Troilo
Letra: José María Contursi

Vals sentimental de nuestras viejas horas,
¡nunca te escuché tan triste como ahora!
Llegas hasta mi para aumentar mi queja,
tiene tu rondín sabor a cosa vieja...
Vals sentimental, ingenuo y ondulante,
vuelvo a recordar aquellos tiempos de antes.
Una voz lejana me acusa en tu canción,
¡valcesito!... ¡y envuelve mi emoción!

Vuelca tu nostalgia febril,
tu musiquita sensual,
se que no es posible seguir
oyéndote sin llorar.
Valcesito amigo, no ves
esta incertidumbre tenaz
que no hace más
que remover y conmover
mi soledad...
Unos ojos verdes de mar
más grandes que su ilusión,
unas ansias grandes de amar...
después... llorando una voz...
Valcesito amigo, no ves
que tu musiquita sensual
no sabe más
que atormentar y atormentar
mi corazón...

Cuando llegue el fin de mi oración postrera,
quiero imaginarla así, como ella era...
Juntaré mi voz a aquellos labios suyos,
mientras tu canción nos servirá de arrullo.
Vals sentimental de nuestras horas,
ya no me verán tan triste como ahora.
Lentamente tus notas amigas cantaré,
valsecito... ¡y entonces moriré!

                            

TU PIEL DE JAZMIN, JOSE MARIA CONTURSI



TU PIEL DE JAZMIN
Tango 1950

Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi

Estoy pagando mi culpa,
borracho, sin razón, perdido...
Ya no tendré lo que he tenido...
Ya nunca... Yo sé que nunca...
Y en el silencio se quedó
la queja amarga de tu adiós como un castigo...
Estoy pagando mi culpa
y sigo sin poder olvidar...

Me faltas tú
con tu piel de jazmín...
Me faltas tú
con tu voz, tu reír...
Y en la terrible tortura
de mis noches tan dramáticas y oscuras
escucho siempre tu voz,
toco tu piel,
¡tu piel de raso y de jazmín!

Me fúi matando tus sueños
y todo se quedó vacío...
Abandoné lo que era mío...
¿Te acuerdas?... Tan solo mío...
Y hoy que no puedo regresar
tu llanto sigue junto a mí como un castigo...
Me fui matando tus sueños
y sigo sin poder olvidar.

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-SOMBRAS NADA MAS, TANGO

SOMBRAS NADA MAS
Tango 1943

Música: Francisco Lomuto
Letra: José María Contursi

Quisiera abrir lentamente mis venas...
Mi sangre toda vertirla a tus pies...
para poderte demostrar
que más no puedo amar
y entonces... Morir después.
Y sin embargo tus ojos azules,
¡azul que tienen el cielo y el mar!
viven cerrados para mí
sin ver que estoy así...
¡Perdido en mi soledad!

¡Sombras, nada más,
acariciando mis manos!
¡Sombras, nada más,
en el temblor de mi voz!
Pude ser feliz
y estoy en vida muriendo
y entre lágrimas viviendo
los pasajes más horrendos
de este drama sin final...
¡Sombras, nada más,
entre tu vida y mi vida...
Sombras, nada más,
entre mi amor y tu amor!

Qué breve fue tu presencia en mi hastío,
qué tibias fueron tu mano y tu voz.
Como luciérnaga llegó
tu luz y disipó
las sombras de mi rincón...
Y me quedé como un duende, temblando
sin el azul de tus ojos de mar,
que se han cerrado para mí
sin ver que estoy así...
¡Perdido en mi soledad! 


LIBERTAD LAMARQUE
JAVIER SOLIS
ARGENTINO LEDESMA
JORGE VALDEZ

-SIN LAGRIMAS, JOSE MARIA CONTURSI

SIN LAGRIMAS
Tango 1941

Música: Charlo
Letra: José María Contursi

No sabes cuánto te he querido,
como has de negar que fuiste mía;
y sin embargo me has pedido
que te deje, que me vaya,
que te hunda en el olvido.

Ya ves, mis ojos no han llorado,
para qué llorar lo que he perdido;
pero en mi pecho desgarrado...
sin latidos, destrozado,
va muriendo el corazón.

Ahora, que mi cariño es tan profundo,
Ahora, quedo solo en este mundo;
qué importa que esté muriendo y nadie venga
a cubrir estos despojos, ¡qué me importa
de la vida! Si mi vida está en tus ojos.

Ahora que siento el frío de la muerte,
ahora que mis ojos no han de verte...
qué importa que otro tenga tus encantos,
si yo se que nunca nadie puede amarte
tanto, tanto como yo te amé.

No puedo reprocharte nada
si encontré en tu amor la fe perdida;
con el calor de tu mirada
diste fuerzas a mi vida,
pobre vida destrozada.

Y, aunque mis ojos no han llorado,
hoy, a Dios rezando le he pedido...
que si otros labios te han besado,
y al besarte te han herido,
que no sufras como yo.


CHARLO
RUBEN JUAREZ
JORGE VALDEZ
JESUS HIDALGO
NAYLA DANCHUCK