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Entonces apareció Ricardo Federico Dávalos (Dicky) y dijo
que quería reemplazar a Pelusa."Dicky" era un muchacho de unos
treinta años (9 más grande que nosotros), rubio, que cosechaba admiradoras en
las guitarreadas cantando "hasta en inglés".La cuestión es que Cocho
quiso tomarle a Dicky un examen de ingreso. Yo le decía: ¿Te parece?, porque me
parecía un poco prepotente de nuestra parte. El tema es que el examen se lo
tomamos en la casa de la madre de Cocho, y Dicky se sacó un 10.Esta formación
permaneció hasta fines del 53, cuando se produce la incorporación a Los
Chalchas de Ernesto Cabeza (Cabecita), que hizo un enroque con el Chango al
mejor estilo de un ministro de gobierno. El Chango dejó el grupo porque quería
instalarse definitivamente en Salta para ejercer su profesión de abogado.
En la próxima parada, que vendría a ser el año 56, se bajó
Cocho, que se cansó de viajar y de extrañar su casa y su familia. No sabíamos
qué hacer. Después de pensarlo y debatirlo llamamos a Aldo, por estas alturas
convertido en todo un bancario, y lo tentamos con la propuesta de volver de
nuevo al grupo. Aldo, inmediata y telefónicamente nos contestó: "Ahora
mismo me estoy sentando en la máquina para escribir la renuncia".Y así le
dijo adiós al Banco Provincial de Salta en Orán, vestido con una ropa de gaucho
prestada, mientras le hacían a nuevo nuestros típicos trajes .Es indudable que
la incorporación de Cabeza, -nacido en la localidad hoy llamada Ingeniero
Jacobacci-, le dio al conjunto una gran musicalidad, un sello característico en
la armonía, una guitarra típicamente Chalchalera, una guitarra que hizo escuela
en muchos conjuntos folklóricos que surgieron por la época. Cabeza fue a Los
Chalchas el condimento exacto para que todos encontráramos un lugar determinado
en el conjunto. Uno escucha esa guitarra y antes de que largue la zamba ya sabe
que son Los Chalchas, desde los primeros acordes.
Ya entrando en el segundo disco, figuran zambas tan
importantes como "La Nochera", la primera zamba de Cabeza, que 4 años
antes había ganado el segundo premio de un concurso en Salta. También la
"Zamba del Chalchalero", que también tiene su historia. Sobre la base
del saludo musical, tarareo y silbido con que cerrábamos casi todos los shows,
le pedimos a "Cabecita" que construyera la zamba en su totalidad, que
era más o menos como darle un botón a un sastre y pedirle que con ese único
detalle arme todo un traje. Fue por eso que Cabeza se tomó 4 o 5 años en
terminar de componerla. Ustedes dirán si valió la espera, nosotros consideramos
que sí, aunque por respeto a su exquisita manera de ser, muy de vez en cuando,
durante 5 años, le preguntábamos : "¿...Y?".Y él nos contestaba muy
lacónicamente: "¡Ya vá!".Cuando la terminó lo llamamos a Jaime
Dávalos para que le pusiera la letra, y combinamos de firmarla los 5 como
autores por partes iguales. En l96l la vida nos sorprendió con un cachetazo...
Pero en el 67 es Dicky el que se va del grupo para poder
disfrutar de sus nietos. El mismo Dicky convoca a Ricardo Francisco Figueroa (Pancho),
un chaqueño nacido en Resistencia, peinado a la gomina, y amante de los
chamamés. Pancho nos resultó divertidísimo. Nos dijeron que había un músico que
nos imitaba perfecto a cada uno de Los Chalchas. Ese era Pancho, que con su
dejo al hablar y cantar nos hizo enamorar del chamamé, esa música tan
particular del litoral argentino .Durante los años 70 los horizontes musicales
del conjunto se ampliaron enormemente. El primer chamamé que hicimos fue un
boom: Merceditas (Sixto Ríos).Luego vinieron La Cerrillana (Abel Mónico y
Marcos Tames), y Que seas vos (Marta Mendicute).También hicimos dos clásicos:
"Angélica" y "Chiquilín", ambos temas de Roberto Cambaré.
Por estos tiempos fue
vital la creatividad de Cabeza. Por ejemplo, "Cabecita" propuso que
tocáramos la "Zamba del Regreso" (Sergio Villar) con dos bombos. Este
tipo de arreglos y matices eran los que planteaba Ernesto: jugar con la fuerza
de los bombos y los silencios musicales que creaba con su guitarra. Así, sin
darnos cuenta, fuimos modulando una forma de acompañar el canto, una manera muy
apreciada por el público y hasta por nuestros propios colegas .Eran momentos
brillantes, donde supimos compaginar la métrica perfecta de Dicky en la
guitarra que era realmente un metrónomo, Ernesto con la dulzura de sus punteos,
y yo que me daba el lujo de practicar un contrarritmo que me salía
naturalmente, al lado de estos dos monstruos del ritmo y la armonía. En la
tercera década la pegamos con un par de zambas inolvidables. Cocho y Ernesto
crean la zamba Alma de Nogal, que es la primera canción de Cocho. La zamba es
un homenaje a la guitarra de Ernesto, y enseguida se convirtió en un éxito.
A veces Cocho bigoteaba, oteaba el público y me susurraba
contento: "¡Hay mujeraje!".Por lo que entonces yo tenía que interpretar
la versión "seductora" de la zamba. En este tercer disco hay
canciones en las cuales cometimos, involuntaria mente, algunos errores con
respecto a las letras de las canciones. Por ejemplo la letra de la zamba
"A qué volver" la levantamos de una grabación de Eduardo Falú. En el
estribillo hay una parte que dice: "...para que duela tu
ausencia...", pero nosotros entendimos "para que muera tu
ausencia", y así la grabamos. Después, alguien nos hizo notar el error,
pero de todas formas la seguimos cantando en nuestra "versión
chalchalera".En Angélica ocurrió algo parecido: en el estribillo, la letra
"verdadera" dice: "...mis brazos fueron tu nido, tu velo, la luz
de la luna entre los álamos..." Pero nosotros, que ésta vez habíamos
copiado la letra de una grabación de los Quilla Huasi, grabamos
"pelo" en vez de "velo", es decir, nada que ver la figura
poética del velo de novia con el pelo de Angélica...Durante más de 20 años
dijimos "pelo" en lugar de "velo", y nuestros fans
cantaron, durante más de 20 años, ese error involuntario.Pero hace un poco más
de un año empezamos a decir bien la estrofa.
Con la zamba "Jamás" nos pasó algo curioso. Estábamos
en Comodoro Rivadavia, y un amigo nuestro, un tal Pizarro, cantaba todo el día
esa zamba. Cabeza la escuchó cantada por él, y me dijo que la música le parecía
buena."Si te gusta la letra la podríamos cantar, ¿no?".El autor era
un tal Juan Carlos Speciale, alguien a quien no conocíamos. Pero la zamba nos
gustó, y empezamos a ensayarla, y le quitamos una cantidad impresionante de
"jamases", y finalmente la grabamos, y enseguida fue un éxito que
todavía hoy dura. La cuestión es que un día, caminando por la calle, me
encuentro con un amigo mío, gran cantor de boleros, muy conocido en toda
América Latina como "Chito Galindo"."Chito" me paró en
plena calle, me saludó y me dijo: -"Te agradezco la grabación que hicieron
de mi zamba".Yo me quedé helado, no sabía de qué me hablaba. - "¿Qué
zamba?" le pregunté boquiabierto. -"¡Jamás!" me contestó Chito
contento. Ahí mismo no supe si pedirle primero disculpas o permiso... Nosotros
habíamos cambiado la letra sin su autorización, porque no sabíamos ni remota
mente que Chito era el tal Speciale. Pero gracias a Dios Chito estaba
totalmente de acuerdo con la "versión chalchalera" de su tema.
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