domingo, 18 de noviembre de 2012

ENTRE GAUCHOS Y PEONADA: EL ENTIERRO 26

LOS ESCRITOS DE ROLANDO
ENTRE GAUCHOS Y PEONADA
La Mesa del Café - Folklore
Publicado en la página webb TODOTANGO.
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EL ENTIERRO
Rolando Moro    19/12/2010


El palmeral se perdía en el horizonte, Espinillo, Pindoí, Mbocayá, se entrelazaban en aquella fiesta vegetal danzando alegres al ritmo del viento, bebiendo luces que distribuía generoso el padre sol.
Sólo algún añoso Timbó, unido a algarrobos, rompía la monotonía en el festival natural que atravesaba con mi alazán compañero. Senderito serpenteante en el arenal diseñado por animales Arandú, para llegar a las fuentes claras y frescas de vida.

Raro designio el del humano, chiflando bajito voy avanzando al paso sin dejar de preguntarme porqué elegí ese camino que ya nadie usa, abandonando el seguro rumbo que bordea el río donde seguramente encontraría un conocido o tal vez un amigo.
Espíritu pleno, pues la guayaca abultada me decía que durante un mes, nada faltaría en mi rancho. 

Sólo me detuve en lo de Benítez, allá en la boca del Tatané, a matear con ese paisano que conocía desde la niñez. Hombre esquivo y arisco que deja transcurrir sus días con la única compañía de su perro ladero.
¿Sabe Damián?, aquí nadie quería venir pues afirmaban que de noche se escuchaban los ruidos de viejos soldados de la Triple Alianza que murieron peleando en otras épocas y cuyas trincheras bordeando el ancho, aun se pueden ver. 

Llegué sólo y en la primera noche me senté en la barranca a esperar los ruidos. Pasarían tres horas hasta que repentinamente sientí un fuerte golpe a mi derecha, prendí inmediatamente la linterna y pude ver que se trataba de un ciervo de los pantanos que se arrojó desde lo alto al agua para nadar hasta la Isla del Cerrito que se encuentra enfrente.

Nunca más ocurrieron cosas “raras”, solo una vez-hará como 15 años- salimos con dos primos a rodear la Laguna del Palmar donde está el barco hundido, a buscar bichos y toros mañeros que andan sueltos y matreros desde la época del imperio de los Hardy.

Nos abrimos con el Juan, mientras Nemesio cerraba la otra punta del monte. Fue cuando Juancito baleó un ciervo que se metió en el espeso, lo seguimos dificultosamente, hasta llegar a un enorme Urunday. Entre el cardal veo unas cadenas que abrazaban el tronco y que se habían metido profundamente en su corteza hasta casi desparecer. Llamamos a los gritos a Nemesio que guiado por los llamados, pudo llegar hasta el lugar.

Con las dagas cavamos el retén, hasta encontrarnos con un viejo cañón enterrado. Al no poder hacer nada más, nos prometimos volver con palas y picos para sacar aquella reliquia del siglo diecinueve…..¡¡Mucho procuramos, pero nunca más pudimos encontrarlo!!

Un Taguató me miraba curioso desde la sombra de un coposo Ybirá pitá, paciencia la de esperar que otro animal cierre los ojos para llenarse el buche, miles de años le enseñaron a mirar y esperar.

El palmeral se iba abriendo, cuando de pronto el grito largo y profundo de un Chajá, me previno que la laguna Berá se encontraba cerca. Oteador inveterado del estero, avisaba de mi presencia a todo el bicherío, desde lo alto de un árbol seco.

El monte se abrió en un claro, donde dejó notar su porte un enorme Timbó solitario. Por su follaje tendría más de doscientos años. Largo rato permanecí viéndolo y al reanudar mi marcha algo me detuvo. Mis ojos volvieron a posarse en aquel añoso árbol. No podía comprender que motivaba mi actitud, ¿sería la posición de sus ramas?, ¿sería su tamaño?

Había algo que me atraía, algo que me musitaba en el alma…..¡¡Andá a él!!, ¡¡ACERCATE!!.
No soy hombre de supersticiones y creencias, mis padres me educaron y crecí con el trabajo duro, sólo creo en mi Señor y a quien le pido por la salud y bienestar de los míos.

Pero había algo..... Miré nuevamente al Timbó que permanecía quieto como hace cientos de años. Mi alazán parecía dormitar, nada lo ponía nervioso. De golpe, como sacándome de mi letargo, un ave remontó vuelo desde lo profundo de su follaje.

No aguanté más y rumbee hacia el Timbó, al llegar un raro frescor se desprendía de su sombra, todo permanecía en un profundo silencio. Desmonté y rodeé su tronco, miré las marcas de su corteza y nada pude ver fuera de lugar. 
De la cantimplora apuré un trago de agua fresca y me senté en la sombra….¡¡Sentía mucha paz!!

Mis ojos recorrían el entorno, observando las raíces que había desnudado la última creciente, cuando de golpe observo un apenas visible semicírculo que afloraba a pocos metros mío. 
¿Sería algún cacharro nativo de otros tiempos, como los que se suelen encontrar en el pago?. 
Tomé el machete de la montura y me dirigí al entierro.

Muy despacio comencé a cavar a su alrededor, al llegar a la mitad parecía un ánfora de llevar agua fresca, cacharro que se utilizaba en otros tiempos lejanos.

Más de una hora me llevó desenterrarlo completamente y al pretender moverlo, no pude hacerlo por el peso que tenía.
Limpié su boca-estaba cubierta de una sustancia parecida a la brea-Luego aparecieron monedas que limpié en las suelas de mi bota y….¡¡ ERAN DE PLATA!!

Luego vería que también había de oro, collares, pendientes y pequeñas estatuas fundidas en metal precioso.
El impacto en mi espíritu fue tan grande que me largué a llorar por largo rato.

¿Quien sería aquel que en su fuga enterró su fortuna bajo el añoso Timbó?
¿Dónde terminaría su vida, para que nunca volviera a rescatarla?
¿Cuáles serían sus sufrimientos?

Recordé a mi difunto padre, aquel que fuera un ejemplo de vida y que un lejano día perdiera su amado campo, por vientos políticos contrarios.

A mi querida madrecita que cuida de mis hijos y a quienes nunca más les faltará el pan, un vestido nuevo, tampoco una casa como merecen todos los seres humanos.
¿Porqué fui el elegido?, ¿Porqué yo?
Nunca lo sabré, pero volveré a poner una cruz hermosa para esa vida que un día enterró lo que sería la felicidad de otros.
Cargué las alforjas completas, y si mi alazán aguanta…..¡¡Llegaremos en dos horas!!
¡¡SÓLO TE PIDO TUPÁ, QUE MIS CRÍOS NO NOTEN MI LLANTO, PUES SOLO ES DE ALEGRÍA!!

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unicabettyboop  20/12/2010

Y digo yo.... después de este relato quien puede escribir algo??

Muy hermoso!!!! Te felicito, Rolando, muy bien escrito.
Este posteo está todo muy bueno.


rolandomoro 21/12/2010 
Gracias por leer Graciela!!
Por momentos me invaden dudas que alguien más los lea. Y si bien escribimos por necesidad espiritual, por impulsos imperativos de recrear recuerdos y vivencias. Sentir soledad suele calar hondo, como solía asegurar Atahualpa.

Van besos para ti, esperando que todo funcione bien en tus tiempos.


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ENTRE GAUCHOS Y PEONADA
Rolando Moro
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