miércoles, 29 de agosto de 2012

LOS CHALCHALEROS, LA LOPEZ PEREYRA

Uno de nuestros grupos folklóricos emblemáticos.
LA LOPEZ PEREYRA.

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Comentario de Cucho Marquez:
Este tema es algo más que una zamba, pues está considerado como una especie de himno popular salteño. Tanto es así que, a pesar de que en tiempos se atribuyó al santiagueño don  Andrés Chazarreta que fue quién la sacó del olvido en 1920; no se tardó en provocar una controversia sobre su autoría, hoy meridianamente clara en la persona del músico y poeta Artidorio Cresseri o Cresceri (los dos son apellidos italianos hoy vigentes).  Don Artidorio había nacido en Salta en 1862 o 1872 (según también otras dos versiones existentes), hijo de músicos y profesor de artistas tan importantes como Gustavo Leguizamón. El título original de esta composición fue "CHILENA DEDICADA AL DOCTOR CARLOS LOPEZ PEREYRA". Según cuenta con gracejo Jaime Dávalos -y si no es verdad es algo muy ingenioso- López Pereyra era el juez que tenía que sacar a nuestro autor del "Hotel del Gallo", o sea de la cárcel y a él le dedicó el tema. Cosa que no dudamos que consiguiera Cresceri, con una zamba tan bella como ésta, compuesta al estilo clásico con cuatro estrofas y sin estribillo y que es una de las obras maestras de la música popular de todos los tiempos. 


LA LOPEZ  PEREYRA - Zamba 
Letra y Música: Artidorio Cresceri
 
Yo quisiera olvidarte; me es imposible, mi bien, mi bien, 
Tu imagen me persigue: tuya es mi vida, mi amor también. 
Y cuando pensativo yo solo estoy, deliro con la falsía 
con que ha pagado tu amor, mi amor. 
 
Si yo pudiera tenerte a mi lado todo el día, 
de mis ocultos amores, paloma, te contaría. 
Pero, es inútil mi anhelo, jamás, jamás. 
Vivo sólo para amarte,  callado y triste: llorar, llorar.
 
Me han dicho que no me  quieres; pero eso no es un motivo.
Me privas de tus mirada, mi alma; sin ella no vivo.
Voy a esconderme a una selva sólo a llorar. 
Pueda ser que, en mi destierro, tus ojos negros pueda olvidar.
 
Un día, de mañanita, al cielo azul miré, miré.
Contemplando a las estrellas, a la más bella le pregunté
si era ella la que alumbraba mi amor, mi amor;
para pedir por ella, al Dios piadoso, resignación.



fuente: folkloredelnorte.com.ar
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