martes, 14 de agosto de 2012

ATAHUALPA YUPANQUI, BIOGRAFIA PARTE 2

BIOGRAFÍA DE ATAHUALPA YUPANQUI - parte 2 - 1931/1940

por MIGUEL ANGEL GUTIERREZ

publicado en la webb oficial de don Atahualpa Yupanqui
FUNDACION ATAHUALPA YUPANQUI.ORG.AR
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1931-1940

 
En 1931, Entre Ríos y un puñado de impresiones que traducen fielmente el paisaje sur-mesopotámico... "Sin calendario... con la sola brújula del corazón, me topé con un ancho río, con bermejos barrancos gredosos, con restingas bravas y pequeñas barcas azules. Más allá, las islas, los sarandisales, los aromos, refugios de matreros y serpientes, solar de haciendas chúcaras".

Aún se llamaba Héctor Roberto Chavero, pero ya estaba creciendo el Atahualpa Yupanqui que conocería el mundo. Fue en tierras entrerrianas donde el poeta cantor se tienta en revolucionarias aventuras que le significan una arriesgada huida a caballo, su permanencia en una isla ocultándose de la persecución policial y la experiencia de cruzar el río huyendo hacia el primer exilio en la República Oriental del Uruguay, país en el que se mantuvo tocando y cantando en bibliotecas y escuelas y en donde quizá haya conocido a un extraordinario poeta oriental con quien compuso memorables obras del cancionero universal, Romildo Risso.Pasado un par de años, Yupanqui regresa a la tierra entrerriana,... "A contemplar el misterio de los montes emponchados de niebla en las mañanas"... para debutar luego en una emisora santafecina, Radio Soler, por cuya onda proyecta los primeros sonidos de su guitarra universal. 

Luego, la experiencia periodística en Rosario y aquella célebre crónica que le tocó escribir anunciando la muerte de quien había sido su maestro de guitarra, Don Bautista Almirón, y que le hizo expresar dolorosamente:
..."Qué selva de guitarras enlutadas, contemplaron mis ojos esa noche".

En esa ciudad forma un dúo con un entrerriano luego de grabar tres discos para la Agrupación "El Mangrullo" (1936) con la zamba "Paso de los Andes" y el estilo "Mangrullando" (además de "Camino del indio", "La vidala del adiós", "Apariencias" y "Cumbres siempre lejos") en el cual elogiaba la calidad de la, por entonces, reconocida yerba "Néctar".

Después, Córdoba, la pensión de la calle Palestina, la pobreza vetando vocaciones científicas hoy insospechadas en Yupanqui y la amistad con importantes personalidades de la cultura, la ciencia y la política (Aníbal Campos, Mirizzi, Deodoro Roca), amistades que irían moldeando el perfil del artista popular más importante de Argentina.

Afirmando su condición de caminante, es el noroeste argentino el ancho horizonte que alcanza Yupanqui para conformar un sentimiento comarcal que lo señalaría para siempre.
Su recorrido por los Valles Calchaquíes a los que entraba a veces por la Quebrada del Portugués o por Amaichá del Valle, o también bajando del Alto de Ancaste en Catamarca, le van señalando un camino que se parece a la vida; con sus alturas y hondonadas,... sus rectas y sus sinuosidades, sus sonoridades y sus silencios.

Todos sus viajes los hizo a lomo de mula..."Cuarenta días a lomo de mula... con poquito de ropa, algún libro,... un charango... una quena y una guitarra".


Ruiz Huidobro y Felipe Chocobar lo acompañaban...

"Cargueritas guapas
marchando adelante;
piedras en la senda,
cantos en el aire...".

Recordaba Yupanqui mucho tiempo después: “...he dormido en chozas donde la miseria abochorna todos los paisajes, en los valles abandonados, atando mi caballo a lazo largo y asegurando la presilla en una espuela, dejándome la bota a medio quitar para así despertarme a medio tirón...".
Y en el camino, Tucumán. Un sendero de asombro para el niño que fue... un camino de revelaciones para el hombre que ya es. Una comarca de perplejidades. Por eso busca querencia y en la cumbre de Raco levanta su rancho al lado del de su compadre Chocobar, "Un indio sabedor de sendas y lejanías ...” amaicheño, que le ayudó a levantar los horcones de su rancho.

En este Tucumán están las fuentes donde abrevó Yupanqui y desde donde surgió el cauce inagotable de su lírica. El misterio tritónico de la baguala señaló el rumbo. Luego, sólo hubo que aceptar la sugestión de los caminos y echar a andar definitivamente en un itinerario de asombros que sólo interrumpió la muerte.

Tucumán, Salta, Jujuy, la Puna... "Me juntaba en el campo con los amigos, ya porque uno tocaba la quena, ya porque otro no la tocaba pero tenía dichos interesantes... ya porque el paisaje me maravillaba y seducía. Me quedaba ocho, diez, quince días viviendo con matrimonios coyas en la Puna, o muchas veces abrazado a dos o tres perros que faltan en las casas, sembrando con ellos y aprendiendo las maneras sencillas de la vida...".

También Santiago del Estero, paisaje en el que encontró a los hermanos Díaz, con los que recorrió, en una gestión hechizante y reveladora, el paisaje "shalaco" del que surgieron las mejores vidalas y chacareras y el que le fue dando al pentagrama yupanquiano los climas precisos de la geografía musical argentina.

En 1935 se lo convoca a la inauguración de Radio El Mundo. Allí, junto a la orquesta de Dajos Bela, hace conocer bagualas, vidalas, zambas, gatos y chacareras con honrada fidelidad, géneros que comienza a grabar en 1936 para el sello RCA Víctor y que lo colocan en el fino y memorioso oído del pueblo.

Luego, nuevamente el regreso a Tucumán, su estadía en la calle 25 de Mayo y los amigos con los que "tomábamos mate y poníamos un pañuelo a la guitarra bajo las cuerdas. Así podíamos tocar hasta el alba sin molestar a los vecinos. El rasgueo parecía una caja de fósforos; lo hacíamos sin gritar, casi íntimo, cantando el uno para el otro, divirtiéndonos e emocionándonos hasta las lágrimas. Alguna vez, revelando aspectos escondidos de su carácter comentó: ..."No sé si me siento un hombre solitario. Me gustan las bromas, conozco cien mil chistes paisanos y puedo contarlos tres noches seguidas sin repetir ninguno. Tengo buena memoria para el chiste y me gustan las ocurrencias; vengo de gente campera, de gente que siempre buscaba un porteño para que nos costeara la diversión. Vengo de un espíritu burlón pero campesino, y ligeramente dramático, mucha pobreza, mucha soledad, pero con una tercera dimensión particular y sentido del humor que viene de mi abuelo. Yo te cuento un cuento y tengo sentido del humor, pero si me pones una guitarra en la falda se me acabaron los chistes, las bromas; es como si me pusieras una vieja Biblia más clara en sus parábolas.

De aquellas reuniones en Tucumán cuenta Atahualpa: "Cada quincena que pagaban en el Ingenio Fronterita, ahí estaba Yupanqui con el Grupo Aconquija, que tenía tres guitarristas: Barrionuevo, Menéndez y Falú. Sí, el mismísimo Eduardo Falú que tendría entonces 18 años y que vivía en la casa de los Prat Gay".

"Por ahí - recordaba Yupanqui - le decía a Falú: "Cantemos alguna cosa, chango, y el salteño se largaba con Tabacalera. También tocaba "Viene clareando" y, como punteaba ligero, muy ligero, le hacia bromas diciéndole, por ejemplo: "Usted se apura como enano con diarrea"...
En esos años -apunta Yupanqui- con un amigo, Ernesto Gómez Molina, solíamos recorrer los pueblitos en un camión, con un proyector y películas de William Hart, Richard Dix y otros cow-boys de la época. Una sábana servía de pantalla. Del lao de leer se cobraba 20 centavos, del otro... 10. Una vez terminada la película se retiraba la sábana atada a dos árboles y Atahualpa subía a la caja del camión para dar un concierto de zambas, chacareras y gatos para el pueblo que allí se había reunido. Así se ganaban la vida estos dos amigos. Así llegó alguna vez al Cerro Colorado, el ámbito que sería su "querencia" y la comarca de su último silencio.

Mientras tanto, aficionado a la etnología y a la antropología, en 1949, en su afán de aprender acompañó al profesor Alfred Métraux -etnólogo francés- en sus estudios por la provincia de Salta, estudiando la vida de los chiriguanos, ingresando a Bolivia por Tarija, andando y andando... siempre andando.

Estas excursiones etnológicas no distraían su vocación artística, por el contrario la acentuaban, integrando estas experiencias a su mundo folklórico, para enriquecerlo aun más. De regreso a Buenos Aires, actúa nuevamente en Radio y firma contrato con el sello discográfico Odeón en el que permanecerá durante más de cuarenta años.





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